Ivor Studebaker Schmidt era un hombre de negocios exitoso, siempre ocupado y comprometido con su trabajo. A pesar de su apretada agenda, tenía una gran pasión por la cocina y aprovechaba cualquier oportunidad para crear platos exquisitos. Además de cocinar, disfrutaba mucho pasar tiempo en la naturaleza y practicar senderismo y campismo con su familia. También era un gran aficionado a la música clásica y tocaba el piano en su tiempo libre. Sin embargo, su mayor reto era encontrar un equilibrio entre su carrera y su familia, ya que a menudo se perdía importantes momentos en la vida de sus hijos debido a sus frecuentes viajes de negocios. Con el tiempo, Ivor comenzó a delegar más responsabilidad en su empresa y así logró pasar más tiempo en casa con su esposa e hijos. Valoraba mucho su diversidad de intereses y se esforzaba por nunca perder de vista lo que realmente era importante: su felicidad y la de su familia.