J. Stanley Joyce nació en 1914 en la ciudad de Nueva York y estudió en la Universidad de Columbia, donde se graduó con una licenciatura en química. Después de trabajar en la industria química durante algunos años, decidió seguir un camino académico y obtuvo su doctorado en química orgánica en la Universidad de Harvard en 1942.
Tras completar sus estudios, Joyce comenzó una carrera en la docencia, enseñando química en varias universidades a lo largo de los años. También contribuyó con investigaciones pioneras en química orgánica y enzimática, lo que le llevó a ser reconocido en el ámbito académico y científico.
Joyce también fue un defensor de la educación científica y participó en la creación de programas educativos para estudiantes de secundaria y de pregrado. En 1969, fue nombrado director del programa de investigación de la Fundación Nacional de Ciencia (NSF) en la Sección de Investigación en Educación Científica, donde trabajó hasta su jubilación.
En reconocimiento a su carrera y sus contribuciones, Joyce recibió numerosos premios y honores, incluido el premio nacional del Consejo de Investigación en Educación Científica y la Medalla al Servicio Distinguido de la NSF.
Joyce falleció en 1991, dejando un legado de investigación y educación que sigue siendo relevante y significativo en la actualidad.
J. Stanley Joyce y Peggy Hopkins Joyce fueron dos famosos socialités, conocidos por su estilo de vida ostentoso y su relación tumultuosa. J. Stanley Joyce era un empresario originario de Estados Unidos, mientras que Peggy Hopkins Joyce era una actriz y modelo que se hizo famosa en la década de 1920.
La pareja se conoció en 1927, mientras Joyce estaba de vacaciones en Europa. Peggy Hopkins Joyce, que en ese momento estaba casada con un millonario francés, se convirtió en su amante y comenzaron una relación que duró varios años.
Durante su relación, J. Stanley Joyce financió el estilo de vida lujoso de Peggy Hopkins Joyce, que incluía viajes por todo el mundo, compras extravagantes y fiestas extravagantes. Se dice que Joyce gastó millones en Peggy, incluyendo la compra de un yate y la construcción de una casa en Nueva York.
Sin embargo, la pareja tuvo una relación tumultuosa y se separaron y reconciliaron varias veces. Finalmente, se separaron en 1932 y Peggy se casó con su quinto marido.
A pesar de la tumultuosa relación, J. Stanley Joyce y Peggy Hopkins Joyce siguieron siendo conocidos por su estilo de vida extravagante y su impacto en la cultura popular de la época.