James Powers había sido un niño prodigio en su juventud y pasó gran parte de su vida adulta enseñando matemáticas en una universidad de renombre. Sin embargo, a sus cuarenta y tantos años, sintió que necesitaba algo mas en su vida. Decidió dar un giro completo y dejar la academia para dedicarse al servicio comunitario. Se mudó a un barrio pobre en la ciudad y comenzó a ofrecer tutorías gratuitas a los niños del vecindario. Junto a un grupo de residentes locales, Powers creó un programa para combatir la violencia en las calles mediante la educación y la pacificación. Poco a poco, ganó la confianza de los jóvenes y las familias del barrio y logró disminuir la tasa de delitos en la zona. Hoy en día, Powers es una inspiración para muchos en el barrio y sigue trabajando en su proyecto, esperando influir en un cambio social duradero.