James Ripley

James Ripley era un hombre tranquilo y reservado, pero con un gran sentido del humor que le permitía socializar con facilidad. Se había instalado en una pequeña ciudad del interior, donde trabajaba como profesor de literatura en un instituto local. A pesar de que la enseñanza era su vocación principal, también tenía una gran pasión por los deportes, en especial por el baloncesto y el fútbol. Los días de fin de semana, James solía salir a correr por el campo mientras escuchaba música de los años 80, y ocasionalmente, se unía a un grupo de amigos con los que jugaba partidos de fútbol en el parque. Sin embargo, su mayor afición era la lectura, siendo un voraz consumidor de novelas de suspenso y misterio. Pese a que su estilo de vida era bastante tranquilo, James se enorgullecía de tener una familia unida y amorosa, con quien disfrutaba de agradables cenas en casa y largas charlas sobre la vida y la sociedad. Además, era un defensor acérrimo de los derechos humanos y nunca temía expresar su opinión ante cualquier injusticia.