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Tony Gourvish y Jane Lumb se conocieron en un evento de networking en el que ambos habían sido invitados como expertos en sus respectivos campos. Mientras charlaban en una mesa sobre el futuro de la industria tecnológica, se dieron cuenta de que tenían una visión muy similar. Tony le preguntó a Jane si le gustaría colaborar en un proyecto que tenía en mente y ella aceptó emocionada. A partir de ahí, comenzaron a trabajar juntos y poco a poco se fueron conociendo mejor. Descubrieron que compartían muchos intereses y valores, como su pasión por la innovación y su compromiso con la sostenibilidad. Con el tiempo, su relación profesional se convirtió en una gran amistad y juntos lograron llevar adelante varios proyectos exitosos. Tony y Jane agradecen siempre aquel día en el que se conocieron, pues fue el inicio de una colaboración fructífera y de una amistad para toda la vida.
Era un día soleado de verano en Londres cuando Jane-Lumb y Tony-Hicks se encontraron por primera vez. Ambos estaban haciendo la cola para tomar un helado en el parque cuando Jane dejó caer su bolsa y Tony fue el primero en ayudarla a recoger sus cosas.
Después de un breve intercambio de sonrisas y agradecimientos, ambos decidieron sentarse juntos a comer sus helados y conversar. Descubrieron que tenían mucho en común, desde su amor por la música hasta su pasión por la vida al aire libre.
Fue una tarde llena de risas y conexiones emocionales, y cuando llegó la hora de irse, Jane y Tony acordaron encontrarse nuevamente en el mismo lugar una semana después.
Desde entonces, han estado juntos, compartiendo sus vidas y viviendo felices para siempre. Todo empezó gracias a un helado y un poco de suerte.