Jason Vahn era un hombre peculiar. Había viajado por todo el mundo y había pasado varios años en Europa, aprendiendo sobre la historia y la cultura de cada país que visitaba. Pero desde que regresó a su ciudad natal, se dedicó a dos cosas: tocar la guitarra en un bar local y enseñar a niños pequeños cómo programar computadoras.
Aunque parecían intereses dispares, Jason encontraba un equilibrio entre su amor por la música y su pasión por la tecnología. A menudo hablaba con sus estudiantes sobre cómo la música puede ser una forma de inspiración para el diseño de programas informáticos.
Jason también era conocido por su estilo de vida minimalista. Vivía en un estudio pequeño y siempre llevaba la misma camisa y pantalones negros. Creía que la simplificación de su vida lo ayudaba a enfocarse en lo que realmente importaba: ayudar a otros a aprender y crecer.
La ciudad entera lo conocía como un hombre humilde y amable, y siempre estaba dispuesto a ayudar a alguien que necesitara una mano extra. Jason nunca sintió la necesidad de tener muchas posesiones materiales o ser famoso; en cambio, prefirió dejar un impacto duradero en la vida de quienes lo rodeaban.
Lily y Jason se conocieron en una fiesta de Hollywood. Había mucha gente y todo el mundo estaba hablando alto. Pero, entre todo ese ruido, Lily escuchó una canción que le encantó. Se giró para ver quién la estaba tocando y se encontró con Jason detrás de la guitarra. Se acercó a él para felicitarle por su habilidad musical y, después de charlar un rato, descubrieron que además de la música tenían otras cosas en común. Desde entonces, han estado juntos hasta el día de hoy.