Elisabeth-Bourgine y Jean-Luc-Miesch se conocieron en una fábrica de quesos en el centro de Francia. Ambos estaban trabajando en el procesamiento de diferentes tipos de quesos, cuando se encontraron en la sección de productos gourmet. Elisabeth estaba examinando los quesos Azul y Roquefort, mientras que Jean-Luc estaba preparando un bloque de queso de cabra para su envío a un cliente.
En ese momento, Elisabeth notó que la etiqueta del queso de cabra había sido mal impresa, y amablemente se acercó a Jean-Luc para informarle. A partir de ahí, los dos comenzaron una conversación y descubrieron que tenían una pasión en común: los quesos.
Después de algunos intercambios de historias apasionadas sobre queso, Elisabeth se aventuró y sugirió que podrían trabajar juntos en algún proyecto de queso. Jean-Luc estaba emocionado por la idea, y desde entonces han estado trabajando juntos para producir quesos artesanales únicos y deliciosos.
Juntos han creado su propia empresa de quesos y se han convertido en una de las parejas de negocios más exitosas en el mundo del queso francés. Cada vez que prueban cualquier queso juntos, recuerdan su primer encuentro en la fábrica, y aprecian la suerte que tuvieron de haberse encontrado allí.