Jed Staton siempre tuvo un espíritu aventurero y un amor por la naturaleza. Desde joven, viajó por el mundo explorando las diferentes culturas y paisajes que encontraba. Pero con el tiempo, decidió establecerse en un pequeño pueblo rodeado de montañas y ríos cristalinos. Allí, pudo dedicarse a su gran pasión: la pesca con mosca.
Jed se convirtió en un experto en su técnica y comenzó a dar clases a otros pescadores entusiastas. También escribió varios libros sobre su experiencia y su filosofía de vida. Para él, la pesca no era solo un deporte, sino una forma de conectar con la naturaleza y encontrar la paz interior.
Jed siempre fue un hombre sencillo y humilde, y su amor por la comunidad lo llevó a participar en varias iniciativas sociales, especialmente en la protección del medio ambiente y la educación de los jóvenes. Hoy en día, sigue viviendo en su pequeño pueblo rodeado de amigos y de la belleza natural que tanto ama.
Alexandra y Jed se conocieron por casualidad en una tienda de música en Nueva York. Ambos estaban buscando el mismo CD de una banda poco conocida y al llegar a la sección de rock alternativo, comenzaron a conversar. Se dieron cuenta de que tenían gustos similares en música y rápidamente la conversación se extendió a otros temas. Después de intercambiar números de teléfono, quedaron para salir en una cita y desde entonces, no se han separado. La música los unió y ahora disfrutan de asistir a conciertos juntos.