Jimena Iglesias es una mujer que ha vivido intensamente cada etapa de su vida. Desde pequeña, siempre mostró un gran interés por el arte y la cultura, lo que la llevó a estudiar literatura y luego a trabajar como guionista de televisión. Sin embargo, su verdadera pasión siempre ha sido la fotografía, una afición que descubrió en su adolescencia y que sigue cultivando hasta el día de hoy.
A lo largo de su vida, Jimena ha vivido grandes experiencias, ha conocido a personas maravillosas y ha viajado por todo el mundo capturando imágenes increíbles. También ha enfrentado momentos difíciles y situaciones dolorosas, pero siempre ha sabido encontrar la fuerza necesaria para seguir adelante.
Ahora, a sus 40 o 50 años, Jimena es una mujer independiente y segura de sí misma, que ha encontrado en su trabajo como fotógrafa una forma de expresión y de conexión con el mundo que la rodea. Sus fotografías han sido expuestas en distintas galerías y museos, y sus proyectos están siempre en constante evolución. Jimena no planea detenerse nunca, sabe que aún le quedan muchas cosas por vivir y muchas imágenes por capturar.
Jimena Iglesias y Ludovico Di Santo se conocieron en una boutique exclusiva en el centro de la ciudad. Ludovico estaba buscando un traje para una importante reunión de negocios y Jimena estaba trabajando como vendedora en la tienda. Desde el primer momento, Ludovico quedó impresionado con la belleza y elegancia de Jimena y le pidió ayuda para encontrar el traje perfecto. Jimena, por su parte, quedó cautivada por la seguridad y sofisticación de Ludovico. Durante la compra, entablaron una breve conversación sobre moda y estilo, y Ludovico le dejó su tarjeta de negocios a Jimena, invitándola a una cena en su casa. Al principio, Jimena no estaba segura si aceptar la invitación, pero finalmente decidió darle una oportunidad a Ludovico. La cena fue un éxito, y Jimena y Ludovico encontraron una conexión inmediata. Después de esa noche, comenzaron a salir juntos con frecuencia, y finalmente se convirtieron en una pareja inseparable. Ahora, años después, Jimena e Ludovico sigue juntos y felices, y agradecen su encuentro fortuito en aquella pequeña boutique.