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Joan Patchen

Joan Patchen

Joan Patchen había pasado gran parte de su vida trabajando en un banco, habiendo escalado un puesto tras otro para convertirse en vicepresidenta. Pero después de muchos años, comenzó a sentir que algo le faltaba. ¿Había dedicado su vida entera a hacer dinero para un conglomerado corporativo?

Decidió tomar un año sabático, rentó una pequeña casa cerca de la playa y comenzó a hacer todo lo que siempre quiso pero nunca tuvo el tiempo para hacerlo. Aprendió a tocar el piano, pintó y escribió un libro de cuentos cortos. También comenzó a hacer ejercicios diariamente y a comer saludablemente. Incluso comenzó a estudiar para un certificado de especialización culinaria.

Al final del año, Joan había descubierto que la vida no era sólo trabajar y acumular riquezas, sino que también había muchas actividades gratificantes que podrían hacer de su vida algo más que sólo un trabajo. Decidió renunciar a su cargo en el banco, mudarse a esa pequeña casa cerca de la playa y comenzar una nueva vida.

Relaciones amorosas

Ken Jenkins

Ken Jenkins

Esposo de Joan Patchen

1958

Joan-Patchen y Ken-Jenkins se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Los dos estaban sentados en mesas separadas, cada uno absorto en sus propios pensamientos. De repente, el café se quedó sin electricidad y la iluminación se apagó en todo el lugar.

Desesperado por encontrar su camino hacia la salida, Ken se puso de pie y empezó a caminar hacia la puerta. Sin embargo, tropezó y cayó sobre la mesa de Joan, haciendo que su taza de café cayera al suelo y su contenido se derramara por todas partes.

Muy apenado por su torpeza, Ken se disculpó profusamente mientras trataba de limpiar el desorden. Joan, en cambio, rió con ganas, encontrando la situación bastante divertida.

A partir de ese momento, los dos comenzaron a hablar y se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común. Continuaron hablando durante horas, tomando más café de lo que cualquier ser humano debería beber en una sola sentada.

Para cuando llegó la hora de cerrar el café, los dos habían intercambiado números de teléfono y acordado reunirse de nuevo pronto. Ahora, meses después de su primer encuentro, Joan y Ken son una pareja feliz y enamorada gracias al fortuito encuentro en aquel pequeño café.