Joe Gorman llevaba una vida tranquila y rutinaria. Tenía una pequeña empresa de tecnología y se había establecido como un experto en el campo. A pesar de su éxito profesional, nunca había estado interesado en la fama o el reconocimiento público y prefería centrarse en su trabajo. Sin embargo, tenía una gran afición por la música y la guitarra. Había tocado en una banda en sus 20 años, pero desde entonces había guardado su guitarra en un armario. Un día, inspirado por su hija adolescente, decidió volver a tocar la guitarra. Comenzó a practicar durante sus descansos en el trabajo y luego decidió unirse a un grupo local. Para su sorpresa, su música fue muy bien recibida y se le invitó a tocar en un evento de beneficencia. Esta experiencia le abrió los ojos y le hizo darse cuenta de que la música seguía siendo una gran pasión en su vida. Desde entonces, había estado participando activamente en la escena musical local y disfrutando de la emoción de tocar en vivo.