Joe Wade ha pasado gran parte de su vida en el mundo de los negocios. Es un hombre trabajador y dedicado, que ha conseguido tener éxito en su carrera profesional. Sin embargo, en los últimos años ha comenzado a cuestionarse el sentido de su vida y se ha dado cuenta de que no quiere pasar el resto de sus días trabajando como un robot sin sentir pasión por lo que hace.
Por esta razón, ha comenzado a explorar su lado creativo y artístico, tratando de encontrar una forma de expresarse que le permita conectar con su verdadero yo. Ha empezado a pintar y escribir, y ha descubierto que estas actividades le proporcionan una gran satisfacción y le hacen sentir más vivo que nunca.
A pesar de que esta nueva faceta de su vida ha supuesto un gran cambio, Joe se siente más feliz y realizado que nunca. Se da cuenta de que no hay límites para lo que puede lograr y está dispuesto a seguir explorando su alma en busca de nuevas formas de expresión.
Un día, Frances y Joe se encontraron en un bar de Nueva York. Frances estaba sentado en la barra, disfrutando tranquilamente de su bebida cuando Joe entró y se sentó justo a su lado. Al principio, estuvieron callados, pero después de unos minutos, comenzaron a hablar de todo tipo de cosas, desde deportes hasta cultura y política.
A medida que conversaban, se dieron cuenta de que tenían mucho en común. Ambos eran actores y habían trabajado en varias producciones teatrales juntos. Además, compartían un amor mutuo por la música, la literatura y el arte en general.
Esa noche pasaron muchas horas en el bar, hablando y riendo. Descubrieron que eran muy compatibles y se prometieron volver a verse pronto. Desde entonces, Frances y Joe se han mantenido muy unidos. Han trabajado juntos en varios proyectos, han viajado juntos y han disfrutado de una gran amistad que ha durado a lo largo de los años.