John Cheever nació en Quincy, Massachusetts, en 1912. Estudió en la Universidad de Thayer y en la Universidad de Boston antes de mudarse a Nueva York para trabajar como escritor de cuentos publicitarios. En 1935, se casó con Mary Winternitz y tuvieron tres hijos juntos.
Cheever comenzó a escribir cuentos cortos, y su primer libro, "The Way Some People Live", se publicó en 1943. En la década de 1950, publicó varios libros de cuentos y su primer novela, "The Wapshot Chronicle", que ganó un Premio Nacional del Libro en 1958.
En la década de 1960, Cheever se volvió dependiente del alcohol y comenzó a tener problemas personales y emocionales. Sin embargo, continuó escribiendo y publicó varias obras reconocidas, incluyendo "Falconer" y "Bullet Park". En 1979, su libro "The Stories of John Cheever" ganó un Premio Pulitzer y un National Book Critics Circle Award.
Cheever murió de cáncer de pulmón en 1982 a los 70 años en Ossining, Nueva York. En su vida, escribió cientos de cuentos, novelas y ensayos. Su obra se centró en la vida suburbana de la clase media y los temas de la alienación, la infidelidad y la pérdida de identidad en una sociedad cada vez más impersonal. Su legado literario sigue siendo valorado hoy en día.
Hope Lange y John Cheever tuvieron una relación amorosa durante varios años en la década de 1950. Lange era una actriz estadounidense que había aparecido en películas como "El Día en que la Tierra Se Detuvo" y "Peyton Place", mientras que Cheever era un renombrado escritor, conocido por sus relatos acerca de la vida suburbana estadounidense.
La relación entre Lange y Cheever comenzó en la ciudad de Nueva York en la década de 1950, cuando ambos estaban casados con otras personas. Según los informes, se conocieron en un evento literario y se sintieron atraídos el uno por el otro inmediatamente.
La relación entre Lange y Cheever fue turbulenta y a menudo inestable. Ambos estaban muy conscientes de que su relación tenía implicaciones en sus respectivas carreras y vidas personales. Además, la sociedad de la época consideraba que una relación extramatrimonial era algo inaceptable.
A pesar de las dificultades, Lange y Cheever continuaron viéndose en secreto durante varios años. En su diario, Cheever escribió sobre el amor que sentía por Lange y la influencia que ella tenía en él. Sin embargo, al final de la década de 1950, la relación llegó a su fin cuando Lange decidió dejar a Cheever para volver con su esposo.
Aunque su relación amorosa terminó, Lange y Cheever permanecieron amigos de por vida. Cheever escribió sobre Lange en algunos de sus relatos, incluyendo su famoso cuento "La Mujer del Nadador". Lange le dio permiso para que usara su nombre en el cuento, aunque ella estaba casada con otra persona y no estaba involucrada en la relación en ese momento.
La historia de amor entre Hope Lange y John Cheever se convirtió en leyenda en la literatura y el cine estadounidenses. Ambos se mantuvieron en el centro de atención del mundo de la cultura y el arte de la época, siendo recordados como figuras icónicas de los años 50 y 60.
John Cheever y Ned Rorem tuvieron una relación compleja y polémica. Cheever fue un famoso escritor estadounidense, conocido por sus relatos cortos y novelas, mientras que Rorem es un compositor de música clásica. Ambos hombres eran homosexuales y se conocieron en la década de 1940 en Nueva York.
Cheever y Rorem comenzaron una relación romántica en algún momento durante los años 40 o 50, aunque la naturaleza exacta de su relación no está clara. Algunos han sugerido que tuvieron una relación exclusivamente sexual, mientras que otros creen que tuvieron una relación más profunda y emocional.
En cualquier caso, la relación entre Cheever y Rorem fue tumultuosa. Cheever sufrió de alcoholismo y depresión, y su comportamiento errático causó tensiones en su relación con Rorem. A pesar de esto, los dos hombres se mantuvieron en contacto a lo largo de las décadas y se mantuvieron amigos hasta la muerte de Cheever en 1982.
La relación entre Cheever y Rorem ha sido objeto de especulación y análisis por parte de los estudiosos y los admiradores de ambos hombres. Algunos han argumentado que su relación fue una fuente de inspiración para la obra de Cheever, mientras que otros han cuestionado las implicaciones éticas de una relación entre un artista y su musa.
En última instancia, la relación entre Cheever y Rorem sigue siendo una fuente de fascinación y misterio en la historia de la cultura estadounidense.