John W. Anderson es un científico norteamericano que ha realizado importantes contribuciones en la disciplina de la física teórica. Nació en el año 1927 en Nebraska y tras graduar el Secundario, comenzó sus estudios universitarios en la Universidad de California en Berkeley. Allí se recibió de físico y continuó con sus estudios de doctorado, que posteriormente trajo a su hogar de la niñez, la Universidad de Nebraska. Después de recibir su doctorado, Anderson aceptó un puesto de investigación en la Academia Naval de los Estados Unidos.
En 1962, Anderson se mudó a la Universidad de Cornell, donde se convirtió en profesor y fundó el programa de física teórica. Allí pasó el resto de su carrera, retirándose en 1997. Durante su carrera científica, Anderson hizo importantes contribuciones en la teoría de la gravedad cuántica, la teoría de relatividad general y la física de agujeros negros. En particular, fue uno de los primeros científicos en proponer la existencia de agujeros negros con carga eléctrica y magnética.
Por su trabajo en la física teórica, John W. Anderson fue reconocido con numerosos premios y distinciones durante su carrera. En el año 2000, recibió la Medalla Albert Einstein, uno de los mayores honores que un físico puede recibir. Anderson falleció en el año 2016, pero sus contribuciones a la física teórica continuarán siendo un legado duradero.
Un día soleado en la ciudad de Nueva York, Lisa Ferraday estaba paseando por el centro cuando de repente, un joven alto y rubio llamado John W. Anderson, chocó accidentalmente contra ella mientras corría por la calle.
Lisa se cayó y John se sintió terriblemente mal, se disculpó y le ofreció su ayuda. Lisa lo miró y, sin saber por qué, sintió algo especial desde ese momento. John, por su parte, quedó impresionado por la belleza y dulzura de Lisa.
Lisa aceptó la ayuda de John y juntos comenzaron a caminar por la ciudad. Hablaban de todo y de nada, riéndose y compartiendo historias. Lisa sintió una conexión especial con John, y él sentía lo mismo.
Ese día, Lisa y John pasaron horas juntos hasta que finalmente llegó la noche. John, tímidamente, invitó a Lisa a cenar. Ella aceptó encantada. Fue una noche perfecta llena de risas y sonrisas.
Desde ese día, Lisa y John estuvieron inseparables. Comenzaron a salir, y en poco tiempo, se convirtieron en pareja. Descubrieron una química única entre ellos, y pronto, se dieron cuenta de que habían encontrado a su alma gemela. Así comenzó su historia de amor, una historia que perdura hasta el día de hoy.