Jordan Saul había sido un hombre muy exitoso en su carrera como abogado corporativo. Había viajado por todo el mundo, había participado en importantes negociaciones y había cosechado un gran reconocimiento en su campo. A pesar de su éxito, siempre había sentido que algo faltaba en su vida. Durante una de sus visitas a América Latina, descubrió su pasión por la fotografía. Desde entonces, empezó a cultivar este arte en su tiempo libre, sin saber que pronto se convertiría en una actividad central en su vida. Jordan empezó a viajar con mayor frecuencia, explorando nuevos lugares y tomando impresionantes fotografías que incluso fueron exhibidas en varias galerías de arte. Pero lo que realmente le dio un nuevo sentido a su vida, fue haber sido testigo directo de cómo la fotografía podía generar impacto social y comunicar historias de manera conmovedora. Gracias a esto, Jordan decidió que esta pasión no podía ser solo su pasatiempo, sino que debía combinarla con su carrera y utilizarla para crear conciencia sobre temas sociales, culturales y medioambientales. De esta manera, Jordan encontró una nueva misión, que lo hizo sentir finalmente completo. Su carrera en la fotografía lo llevó a conocer a personas y lugares que nunca hubiera imaginado, y le abrió puertas a experiencias inolvidables en su vida.