Jorge Garcia es un actor estadounidense de origen cubano que nació el 28 de abril de 1973 en Omaha, Nebraska. Es conocido por su papel de Hugo "Hurley" Reyes en la serie de televisión Lost.
Garcia comenzó su carrera como actor en la década de 1990, trabajando en varios proyectos teatrales en San Francisco, donde residía en ese momento. Su debut en la pantalla grande fue en el cortometraje Tomorrow by Midnight en 1999.
Sin embargo, su gran oportunidad llegó en 2004, cuando fue seleccionado para el papel de Hurley en Lost, una serie de televisión muy exitosa y aclamada por la crítica. El personaje le valió a Garcia varios premios y nominaciones, incluyendo un Premio SAG en 2006.
Después del final de Lost en 2010, Garcia ha aparecido en varias películas y series de televisión, incluyendo Alcatraz, Hawaii Five-0, Cooties y The Wedding Ringer. También ha trabajado como escritor y ha publicado una recopilación de sus historias cortas en 2012.
En su vida personal, Garcia es vegetariano y activista por los derechos de los animales. Ha apoyado la campaña de PETA y ha hablado sobre la importancia de llevar un estilo de vida saludable y sostenible.
Jorge García y Rebecca Birdsall son amigos cercanos que se conocieron en la serie de televisión "Lost". García interpretó el papel de Hugo Reyes, también conocido como "Hurley", mientras que Birdsall fue una de las productoras ejecutivas del programa.
A pesar de que su amistad se forjó en el set de "Lost", la pareja ha mantenido contacto a lo largo de los años y han sido vistos juntos en varios eventos de la industria del entretenimiento.
Además de su relación profesional, García y Birdsall comparten un interés común en la conservación de la vida silvestre y la protección del medio ambiente. Ambos han participado en iniciativas para promover la conciencia ambiental y han apoyado diversas organizaciones benéficas relacionadas con la causa.
En resumen, Jorge García y Rebecca Birdsall son amigos cercanos y colegas que se conocieron en la serie de televisión "Lost" y comparten intereses comunes en la protección del medio ambiente.
Bethany-Leigh-Shady y Jorge-García se conocieron en una playa paradisíaca durante sus vacaciones de verano. Ambos estaban tumbados en la arena cuando, de repente, una pelota de voleibol se les acercó volando. Al levantarse para devolverla, se percataron de que era el mismo tipo de pelota que utilizaban en el concurso anual de vóley playa del que ambos eran seguidores.
Después de un rato jugando, Jorge le preguntó a Bethany sobre su equipo favorito. Para sorpresa de ambos, resultó que eran seguidores del mismo equipo. Así que, empezaron a hablar de su amor por el vóley y a contarse anécdotas de los torneos en los que habían participado.
Al rato, decidieron cambiar de tema y empezaron a charlar sobre sus vidas fuera del deporte. Descubrieron que tenían muchas cosas en común, desde su pasión por la música hasta su gusto por los deportes extremos.
El día pasó volando y, cuando se dieron cuenta, se estaba poniendo el sol. Acordaron volver a verse al día siguiente en la misma playa y así fue como empezó una de las amistades más fuertes que hayan conocido nunca.
Un día, Malia y Jorge se encontraron en una tienda local de comestibles en San Juan, Puerto Rico. Ambos estaban buscando ingredientes para preparar una cena especial. Malia estaba buscando tomates frescos y un buen vino tinto, mientras que Jorge estaba buscando filetes de carne y especias para marinarlos.
Cuando llegaron al mostrador de carnes, Malia y Jorge se encontraron cara a cara. Los ojos verdes y brillantes de Malia se encontraron con los oscuros y amables de Jorge. Ambos sonrieron tímidamente, y Jorge se ofreció a ayudar a Malia a elegir los mejores filetes de carne para su cena.
Malia aceptó encantada la ayuda de Jorge, y juntos caminaron por la tienda, hablando animadamente sobre sus comidas favoritas y sus pasatiempos. Descubrieron que tenían mucho en común, desde su amor por la cocina a su interés por la música y el arte.
Después de unos minutos, Malia y Jorge se despidieron, intercambiando números de teléfono y acordando encontrarse para cenar juntos algún día de esa semana. Se fueron a casa con sonrisas en sus rostros y la sensación de que habían encontrado algo especial el uno en el otro.