Joseph Knedlhans nació en Viena (Austria) en 1880 en una familia de clase media. Era un apasionado de la música y estudió en el conservatorio de Viena, donde se graduó con honores. Se mudó a Nueva York en 1904 para buscar mejores oportunidades como concertista.
En Nueva York, Knedlhans se integró en la escena musical y comenzó a tocar en diferentes salas de conciertos. También consiguió trabajo como profesor de música en varias escuelas y como maestro de ceremonias en varios clubes nocturnos.
En 1916, Knedlhans se trasladó a Hollywood, donde se convirtió en uno de los pianistas más solicitados para trabajar en la música de cine mudo. Trabajó en más de 500 películas, tanto como compositor como arreglista musical.
Knedlhans también actuó en varios cortometrajes cómicos al estilo de las películas Mack Sennett, uno de los más populares directores de comedia de la época. También compuso la música para algunas de estas películas, con títulos como "The Face on the Barroom Floor" y "The Man with the Glass Eye".
Knedlhans pasó el resto de su carrera trabajando en la música para películas sonoras. Falleció en 1951, dejando un gran legado en la música de cine.
Joseph Knedlhans y Margo Moore se conocieron en una conferencia sobre tecnología en San Francisco. Ambos estaban interesados en inteligencia artificial y habían acudido al evento para conocer a otros expertos en el campo. Durante la ponencia de un reconocido científico, Joseph y Margo se sentaron uno al lado del otro y comenzaron a discutir sobre las posibilidades de crear un sistema de aprendizaje automático que pudiera predecir el comportamiento humano.
A pesar de tener ideas diferentes, la conversación fluía con naturalidad y enseguida se dieron cuenta de que compartían una gran pasión por la tecnología. Después de la conferencia, Joseph y Margo decidieron seguir charlando en un bar cercano y terminaron hablando durante horas, intercambiando ideas y debatiendo sobre el futuro de la inteligencia artificial.
Lo que inicialmente fue una charla profesional se convirtió en una conexión personal inesperada, y desde entonces Joseph y Margo han trabajado juntos y se han apoyado mutuamente en su carrera. Aunque nunca imaginaron que una conferencia sobre tecnología los llevaría a conocer a una persona tan interesante, ambos están agradecidos por el destino que los unió en aquella ocasión.