Joseph M. Smith nació en 1832 en Sharon, Vermont. Era hijo de Lucy Mack Smith y de Hyrum Smith, tío del fundador de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, Joseph Smith.
Cuando era joven, Joseph M. Smith se unió a la iglesia de su tío y trabajó como misionero en Europa. También fue parte de la compañía de carros de mano que llevó a los Santos de los Últimos Días desde Nauvoo, Illinois a Salt Lake City, Utah en 1847.
En 1864, Smith viajó a Inglaterra, donde dirigió la misión de la iglesia en ese país. También se desempeñó como miembro del Quórum de los Doce Apóstoles y, por un corto tiempo, fue presidente provisional de la iglesia cuando Brigham Young falleció en 1877.
Smith continuó sirviendo a la iglesia y ocupó diversos cargos, incluyendo la presidencia del Templo de Salt Lake City y la presidencia del Quórum de los Setenta. También se desempeñó como senador estatal de Utah.
Murió en 1918 en Salt Lake City, Utah, a la edad de 86 años. Se le recordará como un pionero y líder respetado de la iglesia y la comunidad de Utah.
Jessica Paré y Joseph M. Smith se conocieron un día soleado en una cafetería de Nueva York. Jessica estaba disfrutando de su café de la mañana cuando Joseph entró en la cafetería. Sus ojos se encontraron y sucedió algo mágico. Jessica sintió un chispazo y supo que tenía que hablar con él.
Joseph, por otro lado, estaba tan absorto en su teléfono que apenas notó a Jessica. Sin embargo, ella se acercó a él y comenzó a hablarle.
Al principio, Joseph fue un poco reacio, pero a medida que Jessica continuó hablando, comenzó a sentirse cada vez más intrigado. Descubrieron que compartían muchos intereses y hobbies, y la conversación fluyó sin problemas.
Para cuando terminaron sus cafés, habían intercambiado números y planes para verse de nuevo. Desde entonces, no han dejado de hablar y han formado una conexión muy especial. Y todo porque Jessica tomó la iniciativa y habló con Joseph en esa cafetería.