June Forster se había propuesto ser la mejor directora de su empresa. Siempre dedicó gran parte de su tiempo a su trabajo, pero últimamente había empezado a notar que su vida personal estaba descuidada. Por eso, se tomó un mes sabático para viajar y relajarse. Descubrió que le encantaba la fotografía y durante ese tiempo enfocó su cámara en todo lo que la rodeaba. Cuando regresó al trabajo, implementó nuevos métodos y estrategias que aumentaron la eficiencia de su equipo y, a su vez, le permitieron tener más tiempo para dedicar a sus pasatiempos. También decidió dedicar algunos días a la semana a ayudar en un refugio de animales, lo que le hacía sentir muy bien y había despertado su amor por los animales. A pesar de que el trabajo siempre sería importante para June, había aprendido que, para vivir plenamente, también era necesario dedicar tiempo a otras cosas que la llenaran de felicidad.