Kayla Johnson era una mujer decidida y perseverante. Desde joven, supo que quería dedicarse al mundo de la moda, por lo que estudió diseño en París y luego regresó a su ciudad natal en Estados Unidos para fundar su propia marca de ropa y accesorios.
A pesar de los obstáculos y las dificultades que enfrentó, Kayla no desistió de sus sueños y logró convertir su pequeña empresa en una reconocida marca a nivel internacional. Sin embargo, también vivió momentos difíciles en su vida personal, como la pérdida de su esposo y la enfermedad de su madre.
A través de todas sus experiencias, Kayla aprendió a ser resiliente y a valorar las cosas importantes de la vida, como la familia y la amistad verdadera. También se volvió más consciente de la necesidad de cuidar el medio ambiente y de producir su ropa de manera sostenible.
En la actualidad, Kayla sigue comprometida con su trabajo en la moda y con sus valores éticos y sociales, y espera poder inspirar a otros a seguir sus pasiones y a luchar por lo que creen.
Glynn-Wolfe y Kayla-Johnson se conocieron en una competencia de deletreo en la escuela secundaria. Ambos eran finalistas y se enfrentaron en la ronda final. Después de varias rondas emocionantes, Glynn logró deletrear la última palabra correctamente y ganó el primer lugar. Kayla quedó en segundo lugar y se acercó a Glynn para felicitarlo. A partir de ese momento, comenzaron a hablar, intercambiar intereses y descubrir que tenían mucho en común. Se convirtieron en amigos cercanos y comenzaron a salir juntos poco después. La competencia de deletreo los llevó a conocerse, pero su amistad y amor floreció a partir de eso. Ahora, están felices juntos, recordando cómo se conocieron de manera tan interesante.