Kendrick Strauch era un hombre misterioso y enigmático. A pesar de su edad, era ágil y tenía una presencia imponente. Nadie sabía mucho sobre su pasado, pero se rumoreaba que había viajado por todo el mundo y había vivido muchas aventuras. Durante mucho tiempo, se dedicó a estudiar diferentes disciplinas y se convirtió en experto en artes marciales, filosofía y psicología.
A pesar de ser muy reservado, Kendrick era un líder natural y muchas personas lo buscaban para pedirle consejos. Él siempre estaba dispuesto a ayudar y enseñarles a los demás lo que había aprendido en sus viajes y estudios.
En su tiempo libre, Kendrick disfrutaba de la música y tocaba la guitarra en un pequeño bar de Jazz de su vecindario. Sus melodías eran mágicas y tenían el poder de tranqulizar a cualquiera.
Aunque no se sabe mucho sobre su vida personal, se rumoreaba que estaba enamorado de una mujer misteriosa que también era una viajera intrépida. Quizás algún día le revelaría su historia y sus aventuras, pero por ahora se mantenía en silencio.
Kendrick y Jordan se conocieron por casualidad en una café de Los Ángeles. Kendrick estaba sentado solo en una mesa, mientras que Jordan estaba ocupado trabajando en su computadora portátil. Jordan se tomó un descanso y decidió pedir un café. Al caminar hacia la barra, notó a Kendrick sentado solo y decidió ofrecerle unirse a ella en su mesa.
Kendrick se sorprendió gratamente por la amabilidad de Jordan y aceptó la oferta. Comenzaron a hablar sobre todo tipo de cosas: sus trabajos, sus pasatiempos y sus vidas en general. La conversación fluyó suavemente, y pronto se dieron cuenta de que tenían mucho en común.
Después de ese encuentro casual, Kendrick y Jordan se hicieron amigos y comenzaron a salir regularmente. Descubrieron que compartían un amor por la música y los deportes, y disfrutaban de caminatas y paseos por la ciudad.
Con el tiempo, su amistad se convirtió en una relación romántica y se fortaleció aún más. Ahora, años después de ese primer encuentro en el café, Kendrick y Jordan están juntos y felices, agradecidos por la casualidad que los unió.