Kim Kilbey
Kim Kilbey fue una espléndida bailarina en su juventud, admirada por muchos por su elegancia y gracia. Sin embargo, después de un tiempo, decidió dejar su carrera para dedicarse a su verdadera pasión: la enseñanza. Comenzó a trabajar como profesora de danza en una escuela local y descubrió una gran satisfacción al ver el progreso de sus alumnos. A medida que pasaron los años, Kim se convirtió en la directora de la escuela de danza y amplió su oferta educativa para incluir clases de música y teatro. Luchó por hacer crecer la escuela y proporcionar oportunidades para que sus estudiantes se presenten en grandes escenarios y festivales de todo el país. En su tiempo libre, Kim disfrutaba de la naturaleza, y especialmente de la playa en verano. Era común encontrarla con un libro en la mano o caminando por la arena al amanecer. Era una persona cariñosa y empática, que se tomaba el tiempo para escuchar y ayudar a los demás. A lo largo de los años, Kim ha dejado una huella indeleble en la comunidad, y sus estudiantes la recordarán siempre como una maestra apasionada que les enseñó a encontrar la belleza en la vida a través del arte.
