King Edward VII, nacido el 9 de noviembre de 1841, fue el hijo mayor de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto. Fue educado en casa y después en la Universidad de Oxford. Durante su juventud, tuvo fama de vividor y juerguista.
En 1863, se casó con Alexandra de Dinamarca y tuvo seis hijos. En 1901, sucedió a su madre en el trono como rey de Gran Bretaña e Irlanda.
Durante su reinado, trabajó para mejorar las relaciones internacionales y hacer más poderosa a Gran Bretaña. También promovió la educación y las artes.
Sin embargo, a menudo se recuerda más por sus relaciones extramatrimoniales y sus amistades con personas de todo el mundo, incluyendo a estadounidenses como Mark Twain.
Murió en 1910 debido a una enfermedad respiratoria y fue sucedido por su hijo, Jorge V.
La relación entre el rey Eduardo VII y Rosa Lewis fue bastante cercana, pero nunca fue confirmada como una relación romántica. Rosa Lewis era propietaria de un restaurante en Londres, llamado "The Cavendish Hotel", que era frecuentado por la realeza, incluyendo al rey Eduardo VII.
Se dice que el rey Eduardo VII y Rosa Lewis se conocieron en el restaurante y que se hicieron amigos íntimos. A menudo se les veía juntos compartiendo risas y charlando. También se dice que Rosa Lewis era conocida por su ingenio y encanto, y que fue popular entre la élite de la sociedad en la época.
Aunque nunca se confirmó si hubo un romance entre el rey Eduardo VII y Rosa Lewis, se sabe que él le otorgó la Orden del Mérito en 1927. La Orden del Mérito es un honor que se otorga a personas que han hecho una contribución excepcional en las artes, las ciencias o la vida pública del Reino Unido. Por lo tanto, esto sugiere que hubo un gran respeto y admiración mutua entre ellos.
En resumen, la relación entre el rey Eduardo VII y Rosa Lewis fue una amistad cercana y duradera, pero nunca fue confirmada como una relación romántica.
La relación entre King Edward VII de Inglaterra y Alice Keppel fue una de las más famosas de la monarquía británica. Keppel era una mujer de la alta sociedad que fue presentada al rey en 1898 mientras estaba casado con la reina Alexandra. A pesar de las diferencias de edad (él tenía 56 años y ella 29), la pareja rápidamente se enamoró y comenzó una relación que duró hasta la muerte del rey en 1910.
Keppel se convirtió en la amante más famosa de Edward VII, y se dice que fue su favorita. Él la visitaba regularmente en su casa de Londres y ella lo acompañaba en sus viajes a través del continente. Durante los años en que estuvieron juntos, la relación se mantuvo en secreto y Alexandra nunca se enteró.
Después de la muerte de Edward VII, Keppel se mantuvo en contacto con la familia real y se convirtió en amiga de la reina madre Mary. Se dice que Alexandra finalmente se enteró de la relación entre su esposo y Keppel, pero aceptó su papel como su amante.
La historia de la relación entre Edward VII y Alice Keppel ha sido retratada en películas y programas de televisión, y es vista como un ejemplo del estilo de vida indulgente de la aristocracia británica en la época eduardiana.
No se encuentra información relevante sobre una relación romántica entre King Edward VII y Josephine Dale Lace. Edward VII fue rey del Reino Unido entre 1901 y 1910, y fue conocido por sus numerosos romances y amoríos. Sin embargo, no hay evidencia de que tuviera una relación con Josephine Dale Lace, quien fue una actriz estadounidense a principios del siglo XX. Es posible que se hayan conocido en algún momento, pero no hay pruebas de una relación romántica entre ellos.
Agnes Keyser fue una actriz inglesa que mantuvo una relación sentimental con el Rey Eduardo VII (también conocido como el Príncipe de Gales) en la década de 1870. Su romance comenzó cuando Agnes tenía 18 años y Eduardo era el heredero del trono británico.
La relación causó polémica en la sociedad de la época, ya que Eduardo era casado y tenía hijos. Sin embargo, esto no impidió que los dos mantuvieran una relación que duró varios años.
Agnes era conocida por ser una mujer hermosa y talentosa, pero su relación con el Rey Eduardo VII la llevó a vivir en la sombra y alejada del mundo del espectáculo. Algunas fuentes indican que Eduardo llegó a considerar el divorcio de su esposa para poder casarse con Agnes, pero finalmente esto no sucedió.
A pesar de que la relación no prosperó y Agnes quedó en el olvido después de la muerte de Eduardo, su historia continúa siendo recordada como un romance escandaloso entre un miembro de la realeza y una actriz.
La relación entre King Edward VII y La Belle Otero fue una historia de amor apasionada y turbulenta que se convirtió en uno de los mayores escándalos de la realeza británica del siglo XIX.
La Belle Otero fue una famosa actriz y bailarina española que se convirtió en una de las mujeres más deseadas de la época. Se rumoreaba que había tenido muchas relaciones con hombres poderosos y ricos, incluyendo al rey Edward VII.
La relación entre Edward y La Belle comenzó en la década de 1890, cuando ambos se conocieron en un baile de gala en París. Edward quedó cautivado por la belleza y el encanto de La Belle, y le ofreció convertirla en su amante oficial.
Durante los siguientes años, la pareja tuvo una relación tumultuosa que incluyó varios viajes juntos, pero también muchos enfrentamientos y discusiones. A pesar de ello, La Belle se convirtió en una presencia constante en la vida del rey, y se dice que influyó en su política y sus decisiones.
Sin embargo, la relación no estaba destinada a durar para siempre. En 1905, Edward se casó con Alexandra de Dinamarca, lo que puso fin a su relación con La Belle. Aunque se mantuvieron en contacto durante los siguientes años, nunca volvieron a tener una relación romántica.
Hoy en día, la relación entre Edward VII y La Belle Otero es recordada como uno de los grandes escándalos de la realeza británica, y su historia de amor y desamor sigue siendo una de las más famosas de la historia.
King Edward VII y Sarah Bernhardt tuvieron una relación cercana y amistosa. Edward fue coronado en 1901, y desde entonces, él y Bernhardt mantuvieron una estrecha relación que duró hasta su muerte en 1910.
Bernhardt era una actriz y cantante francesa muy popular en el siglo XIX y principios del XX. Era conocida como La Divina y fue considerada una de las más grandes actrices de la época. Edward era un gran admirador del teatro y las artes en general, y se sentía atraído por el talento y la personalidad de Bernhardt.
La relación entre ambos era platónica, aunque se decía que Bernhardt le había propuesto matrimonio varias veces a Edward, pero él siempre lo rechazaba amablemente. Algunos rumores incluso sugirieron que Bernhardt había sido amante de Edward antes de que él fuera coronado rey, pero no hay pruebas concretas que respalden esta afirmación.
Lo que sí es cierto es que Edward admiraba fervientemente a Bernhardt y hacía todo lo posible para apoyar su carrera. La invitaba a eventos de la corte y le otorgaba importantes honores, como la Legión de Honor francesa y la Cruz Roja británica.
Cuando Bernhardt sufrió una fractura de pierna en 1905, Edward la visitó en su casa y le brindó una atención personal muy cuidadosa. Bernhardt estaba muy agradecida por la ayuda de Edward y, después de la muerte del rey, llevó a cabo una serie de actuaciones en toda Gran Bretaña en homenaje a su amigo fallecido.
Daisy Greville, Condesa de Warwick (1861-1938) era una de las amantes más famosas de King Edward VII (1841-1910), quien reinó en el Reino Unido desde 1901 hasta su muerte. La relación entre Daisy y el rey comenzó en la década de 1890, cuando ella todavía era una joven aristócrata casada con el Conde de Warwick. Edward VII era entonces Príncipe de Gales y estaba casado con Alexandra de Dinamarca.
Daisy y el rey comenzaron una relación que duró muchos años, y se rumorea que tuvieron al menos dos hijos juntos, aunque nunca se ha confirmado. Como amante del rey, Daisy disfrutó de un estilo de vida lujoso y privilegiado, y se le concedió un título honorífico de "conocida" dentro de la familia real.
A pesar de la infidelidad de su marido, la vida de Daisy no fue fácil. Ella sufrió de muchas enfermedades físicas y emocionales, y su relación con el Conde de Warwick se deterioró aún más a medida que su conexión con el rey se hacía más conocida. Al final de su vida, Daisy se convirtió en una activista por la paz y trabajó en organizaciones benéficas antes de morir en 1938.
King Edward VII y Consuelo Yznaga del Valle, la duquesa de Manchester, tuvieron una relación poco convencional. Consuelo era una de las mujeres más ricas de su tiempo, mientras que Edward era el heredero al trono de Inglaterra. A pesar de la gran diferencia económica y social entre ambos, se enamoraron y mantuvieron una relación clandestina durante varios años.
Sin embargo, la familia real no aprobaba el romance y presionó a Edward para que se casara con una princesa europea de igual estatus social. A pesar de que Edward y Consuelo se separaron, siguió siendo una amiga cercana de la familia real y la reina Alexandra incluso le entregó su propio collar de perlas como un regalo personal.
Después de su separación, Consuelo se casó con el duque de Manchester y la pareja se mudó a América, donde lideró una vida social llena de glamour e influencia. Mientras tanto, Edward se casó con la princesa Alexandra y se convirtió en rey en 1901 después de la muerte de su madre, la reina Victoria.
La relación entre Edward y Consuelo es vista como un ejemplo de los prejuicios y limitaciones de la clase y el status social en la sociedad inglesa de la época. Aunque su romance no tuvo un final feliz, sigue siendo recordado como una parte fascinante de la historia de la monarquía británica.
Lillie Langtry, también conocida como La Jersey Lilly, fue una actriz y socialité británica de finales del siglo XIX. En 1877, llamó la atención del entonces príncipe de Gales, Albert Edward, quien posteriormente se convirtió en rey Eduardo VII de Inglaterra. Se dice que la relación entre Langtry y Eduardo VII comenzó en 1877 y duró hasta 1880.
Aunque nunca se confirmó oficialmente que la pareja mantuvo una relación íntima, se sabe que Eduardo VII estaba profundamente enamorado de Langtry. Él la apoyó en su carrera como actriz y la presentó a muchos de sus amigos de la alta sociedad. Langtry también se convirtió en una figura popular en la corte real y se codeó con la élite de la sociedad británica.
Sin embargo, la relación entre Langtry y Eduardo VII finalmente llegó a su fin debido a las presiones de la sociedad y la familia real británica. Eduardo VII finalmente se casó con Alexandra de Dinamarca en 1863 y Lillie Langtry se casó en 1899 con el magnate de la cerveza y empresario de la construcción Hugo Gerald de Bathe.
A pesar de su relación tumultuosa, se dice que Eduardo VII y Langtry mantuvieron una amistad cercana hasta el final de sus vidas. Langtry se convirtió en una figura icónica en la sociedad victoriana y su relación con el rey Eduardo VII se ha convertido en una leyenda.
El rey Eduardo VII de Inglaterra y lady Randolph Churchill tuvieron una relación poco convencional y controvertida en su época.
Lady Randolph Churchill, también conocida como Jennie Jerome, era una mujer estadounidense independiente y atractiva que se casó con lord Randolph Churchill, hijo del primer ministro británico, en 1874. A pesar de su matrimonio y de su posición social, Jennie mantuvo algunas relaciones extramatrimoniales, incluyendo una con el príncipe de Gales, que más tarde se convertiría en el rey Eduardo VII.
La relación entre el rey Eduardo VII y lady Randolph Churchill comenzó en la década de 1880 y duró varios años. Aunque su relación no fue secreta, no fue bien vista por la sociedad de la época debido a la posición elevada de ambos y a que ella estaba aún casada.
Se rumoreaba que el rey Eduardo VII estaba bastante enamorado de Jennie y que incluso le propuso matrimonio en varias ocasiones, pero ella se negó debido a la estrecha relación que tenía con su esposo y sus hijos.
Aunque su relación terminó antes de que el rey Eduardo VII se convirtiera en monarca, todavía causó cierto escándalo en su época y es recordada como una de las relaciones más famosas y controversiales de la realeza británica.
Mary Cornwallis-West y King Edward VII tuvieron una relación amorosa durante varios años, a partir de la década de 1890. Mary era hija del almirante Sir William Cornwallis-West y se dice que era una mujer inteligente y encantadora, con una gran belleza.
Ella y el príncipe de Gales (futuro rey Eduardo VII) se conocieron en 1892 y comenzaron una aventura amorosa que duró varios años. Mary se convirtió en amiga cercana de la familia real británica y se dice que tuvo una gran influencia en el rey Eduardo VII durante su reinado.
Sin embargo, su relación no fue aceptada por la sociedad de la época, ya que Mary estaba casada con un hombre llamado William Cornwallis-West y tenía dos hijos. Se cree que Eduardo VII quería divorciarse de su esposa, Alexandra de Dinamarca, para casarse con Mary, pero esto nunca ocurrió debido a las restricciones legales y sociales de la época.
A pesar de esto, la relación entre Mary y Eduardo VII continuó hasta el final de su vida. Luego de la muerte del rey Eduardo VII en 1910, Mary se retiró a su finca en Irlanda y vivió el resto de sus días como una mujer respetada y recordada por su influencia en la vida del rey.
La relación entre Hortense Schneider y el rey Eduardo VII comenzó a finales del siglo XIX. Schneider era una famosa cantante y actriz de opereta francesa y Eduardo se convirtió en el Príncipe de Gales en 1901 y posteriormente se convirtió en el rey Eduardo VII del Reino Unido en 1902.
Se dice que el rey Eduardo VII fue un gran admirador de Schneider y que incluso acudió a sus espectáculos en París en varias ocasiones. También se rumorea que el rey había tenido varios encuentros románticos con Schneider, aunque nunca se confirmaron estas afirmaciones.
Sin embargo, la relación entre Hortense Schneider y el rey Eduardo VII nunca se formalizó y se desconoce si tuvieron algún tipo de relación oficial. A pesar de esto, su relación es recordada como una de las más famosas entre un monarca y una artista de la ópera francesa.
Giulia Beneni fue una de las amantes del rey Eduardo VII de Inglaterra. Se dice que su relación comenzó en 1898 y duró varios años. Giulia era una bailarina italiana que se mudó a Londres para perseguir su carrera. Se conocieron en el Covent Garden y comenzaron una aventura amorosa secreta.
La relación entre Giulia y Eduardo era muy discreta, pero se rumoreaba en la alta sociedad londinense. Se dice que el rey incluso le compró una casa en Knightsbridge y le dio una asignación mensual.
Después de la muerte de Eduardo VII en 1910, Giulia se retiró de los escenarios y se mudó a una casa en el sur de Francia con su hija. Nunca habló públicamente sobre su relación con el rey y mantuvo su vida privada muy discreta.
En 2010, se descubrieron cartas amorosas entre Giulia y Eduardo que fueron subastadas por la casa de subastas Christie's. Estas cartas revelaron detalles íntimos sobre su relación y sugirieron que estaban enamorados el uno del otro.
La relación entre Giulia Beneni y Eduardo VII es uno de los muchos romances controvertidos del rey, quien se convirtió en un personaje muy popular y peculiar en la era eduardiana.
Harriet Mordaunt y King Edward VII tuvieron una relación extramatrimonial que duró varios años durante el siglo XIX. La historia de su romance comenzó cuando Harriet era joven y estaba casada con un hombre mayor llamado Sir Charles Mordaunt. Sin embargo, esto no impidió que ella iniciara una aventura con el Príncipe de Gales, quien más tarde sería conocido como el rey Edward VII.
La relación entre Harriet y Edward se mantuvo en secreto durante muchos años, pero finalmente se hizo público y fue objeto de una gran atención por parte de la prensa de la época. La pareja viajó por toda Europa y se dice que Edward incluso le regaló a Harriet una casa en Cannes, Francia.
A pesar de su amor por Harriet, Edward nunca renunció a su derecho al trono, lo que significaba que nunca podrían casarse. Harriet también tuvo dificultades en su matrimonio con Charles y finalmente se separaron en 1897.
La relación de Harriet y Edward finalmente llegó a su fin cuando el rey se preocupó por los rumores sobre su romance, lo que pudo haber dañado su reputación. Aunque se separaron, Harriet y Edward mantuvieron una amistad de por vida.
En resumen, la relación entre Harriet Mordaunt y King Edward VII fue un romance duradero y apasionado que se mantuvo en secreto durante muchos años y que finalmente fue hecho público. Aunque nunca pudieron casarse, la pareja mantuvo su amor y amistad por el resto de sus vidas.
King Edward VII mantuvo una relación extramatrimonial con Susan Vane-Tempest, una mujer casada y madre de tres hijos, durante más de una década. Su relación comenzó en 1898 y duró hasta la muerte del rey en 1910.
A pesar de las diferencias de clase y de la disimilitud en sus estilos de vida, el rey y Susan Vane-Tempest disfrutaron de una relación cercana y apasionada. El rey la llamaba "mi amada Susan" y la visitaba regularmente en su mansión de Londres.
La relación entre el rey y Susan Vane-Tempest no fue bien vista por la sociedad británica de la época y fue objeto de numerosos chismes y rumores. Sin embargo, el rey no ocultó su cariño hacia ella y la honró con varias joyas y regalos costosos.
Después de la muerte del rey, Susan Vane-Tempest recibió una pensión anual de la corona y continuó viviendo en su mansión en Londres hasta su propia muerte en 1943.
A pesar de que su relación no fue oficialmente reconocida, la correspondencia entre el rey y Susan Vane-Tempest, que se conserva en los Archivos Nacionales del Reino Unido, revela la profunda conexión emocional que existió entre ellos.
La relación entre el rey Eduardo VII y la reina Alexandra de Dinamarca fue una de amor y cercanía. Aunque provenían de diferentes reinos, se conocieron en 1861 cuando Eduardo visitó a su hermana, la princesa de Gales. Se dice que Eduardo se enamoró perdidamente de Alexandra cuando la vio por primera vez y ella también se sintió atraída hacia él.
El 10 de marzo de 1863, se celebró la boda en la Capilla de San Jorge del Castillo de Windsor y la pareja se estableció en Marlborough House, en Londres. Tuvieron seis hijos juntos, pero dos de ellos murieron en la infancia. La reina Alexandra fue muy popular entre el pueblo británico, conocida por su elegancia y su cercanía con la gente.
Eduardo VII, por su parte, tuvo varias aventuras extramatrimoniales, pero siempre mantuvo un profundo amor y respeto hacia su esposa. Cuando Alexandra sufrió una larga enfermedad en los últimos años de vida del rey, él estuvo a su lado constantemente y organizó el funeral más grande hasta ese momento para honrarla.
En resumen, la relación entre el rey Eduardo VII y la reina Alexandra fue una historia de amor y lealtad, aunque no exenta de pruebas y obstáculos. Su matrimonio duró más de cuarenta años y su unión produjo una gran descendencia y un legado importante en la historia de la realeza británica.
Catherine Walters, también conocida como "Skittles", fue una famosa cortesana británica del siglo XIX que tuvo una relación amorosa con el rey Eduardo VII. Durante la época victoriana, los miembros de la realeza tenían relaciones extramatrimoniales con personas de la alta sociedad, pero nunca se hablaba de ello en público.
Sin embargo, la relación entre Catherine Walters y el rey Eduardo VII era conocida por muchas personas en la sociedad británica de la época. Catherine era una mujer muy bella y encantadora, por lo que se convirtió en una de las cortesanas más populares de Londres.
La relación entre Catherine y el rey Eduardo VII comenzó en la década de 1860, cuando ella era una joven actriz y cantante. Eduardo VII era entonces Príncipe de Gales y estaba casado con la Princesa Alejandra de Dinamarca, pero esto no les impidió tener una relación amorosa que duró muchos años.
A pesar de que la relación entre Catherine y el rey Eduardo VII era conocida por mucha gente, nunca se habló abiertamente sobre ello. Sin embargo, se sabe que el rey estaba muy enamorado de Catherine y le regaló muchas joyas y otros objetos de valor.
Después de la muerte de Eduardo VII en 1910, Catherine Walters se retiró de la vida pública y se mudó a Londres, donde vivió el resto de su vida en la tranquilidad de su hogar. A pesar de que su relación con el rey Eduardo VII fue vista con desaprobación por algunos miembros de la sociedad victoriana, Catherine Walters siempre será recordada como una de las cortesanas más queridas y populares de la época.
El rey Eduardo VII de Inglaterra tuvo una relación extramarital con Nellie Clifden, una actriz y modelo conocida en la sociedad londinense de la época. La relación duró unos tres años y comenzó en 1862.
Nellie Clifden se convirtió en la amante del futuro rey cuando él aún era Príncipe de Gales y estaba casado con Alexandra de Dinamarca. Ambos se conocieron en una fiesta y desde entonces la relación se volvió seria.
Se dice que el rey Eduardo VII era un hombre apasionado y romántico, que amaba la compañía de mujeres hermosas y tenía varias relaciones extramaritales a lo largo de su vida. A pesar de esto, Nellie Clifden parecía ser una de sus amantes más importantes.
La relación entre ellos fue muy discreta y secreta, ya que el príncipe era muy consciente de la importancia de mantener su reputación y evitar cualquier escándalo que pudiera dañar a la Corona. La pareja se veía en secreto, a menudo en la casa que el príncipe había alquilado en Londres, y también se hablaban por correspondencia.
La relación terminó en 1865, cuando la presión de la familia real y las amenazas de un intento de chantaje obligaron al príncipe a poner fin a su romance con Nellie Clifden. La actriz posteriormente se casó con un rico comerciante y se retiró de la vida pública.
Aunque la relación entre el rey Eduardo VII y Nellie Clifden fue breve, algunos historiadores han sugerido que tuvo un impacto significativo en la vida del futuro monarca, quien se casó con Alexandra de Dinamarca en 1863 y fue coronado como rey en 1901 después de la muerte de su madre, la reina Victoria.