Kurt Weill fue un compositor alemán nacido el 2 de marzo de 1900 en Dessau, Alemania. Estudió composición y piano en Berlín y comenzó su carrera como compositor en la década de 1920. Es conocido por sus colaboraciones con el letrista Bertolt Brecht, y su trabajo en la ópera, el teatro musical y la música para cine.
Weill compuso la música para la popular ópera "La ópera de tres peniques" en 1928, junto con Bertolt Brecht. También creó la música para el musical "Lady in the Dark" en 1941. En 1933, Weill huyó de Alemania debido a la creciente represión política bajo el régimen de Hitler, y se estableció en Estados Unidos. Allí colaboró con numerosos artistas, incluyendo al letrista Maxwell Anderson.
Weill murió en Nueva York en 1950, a los 50 años de edad. Su legado musical ha sido reconocido por su influencia en la música del siglo 20 y por su mezcla de diferentes estilos y formas musicales en su obra.
Lotte Lenya y Kurt Weill fueron una pareja creativa y personal muy influyente en la música del siglo XX. Lenya fue una cantante y actriz alemana que se convirtió en la musa de Weill, un compositor alemán que fue uno de los precursores del teatro musical moderno.
Lenya y Weill se conocieron en 1924 en Berlín, donde trabajaban juntos en el teatro. En ese momento, ella estaba en su segundo matrimonio, pero eso no impidió que Weill se enamorara de ella. Se casaron en 1926 y comenzaron una fructífera colaboración artística que duraría hasta la muerte de Weill en 1950.
Juntos, trabajaron en varios proyectos musicales, incluyendo la ópera "The Threepenny Opera" y la "Happy End". Lenya interpretó muchos de los papeles principales en las obras de Weill, ganando fama tanto en Europa como en Estados Unidos.
Después de la muerte de Weill, Lenya continuó trabajando para mantener su legado artístico, y se dedicó a realizar grabaciones y conciertos para difundir su música. En 1981, recibió un premio Tony por su papel en el revival de "The Seven Deadly Sins", una obra de teatro musical escrita por Weill y Bertolt Brecht.
En resumen, la relación entre Lotte Lenya y Kurt Weill fue una colaboración artística y personal muy importante en la música del siglo XX, que produjo obras icónicas y dejó un legado duradero en el teatro musical moderno.