Leo Opazo se consideraba un apasionado de la naturaleza y los deportes extremos. Desde temprana edad, comenzó a interesarse por el montañismo y el parapente, lo que lo llevó a ascender varias cumbres importantes en Sudamérica. Además, era un experto en fotografía de paisajes naturales y dedicaba gran parte de su tiempo libre a capturar la belleza del mundo que lo rodeaba.
En su vida profesional, Leo trabajaba en el área de la ingeniería civil, pero siempre intentaba estar en contacto con la naturaleza, realizando proyectos ambientales en su tiempo libre. También era conocido por su compromiso social, colaborando con distintas organizaciones de ayuda a comunidades en situación de vulnerabilidad.
En su vida personal, Leo tenía una pareja estable y dos hijos adolescentes, quienes compartían su amor por las actividades al aire libre. A pesar de su apretada agenda, siempre hacía tiempo para compartir con su familia y amigos, y promovía con entusiasmo la importancia de cuidar el medio ambiente y disfrutar de la naturaleza.
Un día de verano en Santiago, Flavia y Leo se encontraron en un evento de moda. Flavia estaba modelando en la pasarela mientras que Leo estaba trabajando como fotógrafo. Cuando terminó el desfile, Leo se acercó a Flavia para felicitarla por su trabajo y para preguntarle si podía tomarle algunas fotos. Flavia aceptó y juntos exploraron los rincones más hermosos de Santiago para encontrar el lugar perfecto para la sesión de fotos. Durante ese día, se dieron cuenta de que tenían muchas cosas en común y que se llevaban muy bien. Al final de la sesión de fotos, Leo le pidió a Flavia su número de teléfono y desde entonces no se han separado.