Luca Monacci ha vivido una existencia muy peculiar. Siempre disfrutó de su soledad, pero tenía pocas amistades muy cercanas que lo consideraban un verdadero confidente. A menudo pasaba largas horas frente a un piano, creando sensacionales melodías que eran capaces de mover a cualquiera que las oía. Además, es un apasionado de los libros y la poesía, y su biblioteca es una de las más extensas de la ciudad. Monacci también tiene una debilidad por los vinos finos, y frecuentemente visita las mejores bodegas de la región. Durante gran parte de su vida trabajó como profesor de literatura en una universidad cercana, donde dejó su impronta en sus estudiantes y colegas. Sin embargo, después de enseñar por muchos años, decidió retirarse y dedicarse completamente a su obra artística. Monacci es un hombre enigmático y fascinante, con una vida que vale la pena conocer.