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Izabella-Miko y Luis-Astorquia se conocieron en un lugar inesperado. Era una fría noche de invierno en un pequeño café en el centro de Madrid. Izabella estaba sentada en una mesa cerca de la ventana, leyendo un libro y bebiendo una taza de té caliente. Luis, por su parte, estaba sentado en la mesa al lado de ella, dibujando en su cuaderno.
De repente, Izabella soltó un suspiro tan fuerte que Luis la miró curiosamente. Se disculpó por suspirar tan fuerte y le explicó que el libro que estaba leyendo era muy conmovedor y que no podía evitar emocionarse con él. Luis sonrió y le dijo que él también había llorado leyendo libros conmovedores.
Así comenzó su conversación y durante horas hablaron de sus pasatiempos, sus sueños y sus esperanzas para el futuro. Se dieron cuenta de que tenían mucho en común y disfrutaron tanto de su conversación que decidieron seguir hablando.
Intercambiaron números de teléfono y comenzaron a salir juntos. Descubrieron que eran el complemento perfecto el uno para el otro y desde entonces han estado juntos, compartiendo momentos felices y apoyándose mutuamente en los momentos difíciles, siempre recordando con cariño esa fría noche de invierno en la que se conocieron en el pequeño café en el centro de Madrid.