Makenna Quesenberry era una mujer curiosa y apasionada por explorar el mundo. Desde joven, se sintió atraída por la cultura japonesa y decidió aprender el idioma por sí misma. Con esfuerzo y dedicación, logró dominarlo y viajó a Japón varias veces para sumergirse en la cultura y las costumbres de ese país.
Makenna también se interesó por la música y aprendió a tocar varios instrumentos. Así, formó una banda con sus amigos y comenzaron a tocar en pequeños bares y eventos locales. La música le dio la oportunidad de expresarse y conectarse con otros de una manera diferente.
Más tarde, Makenna se convirtió en madre y se enfocó en criar a sus hijos con amor y dedicación. También comenzó a trabajar en un proyecto de voluntariado en el que enseñaba a jóvenes de bajos recursos cómo tocar instrumentos musicales y los animaba a perseguir sus sueños.
Ahora, en esta etapa de su vida, Makenna sigue explorando y aprendiendo de todo lo que la rodea. Continúa inspirando a otros con su pasión por la cultura, la música y las oportunidades de crecer como ser humano.
Garrett y Makenna se conocieron en una cafetería local, donde ambos coincidieron por casualidad. Mientras Garret tomaba su café y revisaba su teléfono, Makenna entró al lugar llamando la atención de todos con su risa y su sonrisa. Garrett no podía quitar sus ojos de ella, se le hizo irresistiblemente atractiva. Sin pensarlo dos veces, se acercó a Makenna y le preguntó si quería acompañarlo a dar un paseo en el parque. Makenna aceptó la invitación y, a partir de ese momento, nunca volvieron a separarse. Fue amor a primera vista y un encuentro casual en la cafetería, el punto de inicio de una hermosa relación que duraría para siempre.