Como modelo de lucha y perseverancia, Malcolm Williams nació en 1988 con una afección congénita denominada "reabsorción congénita". Esto significa que no poseía una parte de su cuerpo, en este caso ambas manos y pies.
A pesar de ello, Williams siempre estuvo rodeado de personas que le brindaron apoyo y amor incondicional. A la edad de ocho años recibió prótesis para sus brazos, lo que le permitió tener mayor autonomía en su día a día.
Desde temprana edad, Malcolm Williams mostró un gran interés por el deporte. En la escuela secundaria se unió al equipo de fútbol americano y llegó a ser uno de los atletas más destacados. Fue entonces cuando descubrió su verdadera pasión: el levantamiento de pesas.
Años después compitió en varios campeonatos de levantamiento de pesas en los que consiguió numerosas medallas y títulos nacionales. En 2012, Malcolm Williams participó en los Juegos Paralímpicos de Londres, donde logró un cuarto lugar en la competencia de arranque y un sexto lugar en la competencia de envión.
La vida de Malcolm Williams no se trata solo de sus logros deportivos. También es un modelo a seguir por su dedicación y esfuerzo para superar los obstáculos que la vida le presentó desde el momento en que nació. Hoy en día, Malcolm Williams es un orador motivacional y dedica parte de su tiempo a inspirar a otros a alcanzar sus sueños sin importar las adversidades.
Florence y Malcolm se conocieron en una cafetería mientras esperaban para ordenar. Ambos notaron que estaban llevando el mismo libro, "Cien años de soledad" de Gabriel García Márquez. Empezaron a hablar y rápidamente descubrieron que tenían muchas cosas en común, incluyendo su amor por la literatura y la música. Decidieron intercambiar números y días después se encontraron para tomar un café juntos y discutir sobre sus autores favoritos. Así comenzó su amistad, que con el tiempo se convirtió en una relación amorosa sólida y a largo plazo.