Marcella Valente fue una escritora y periodista argentina nacida en Buenos Aires en 1935 y fallecida en 2018. Desde muy joven se interesó por la literatura y en 1953 publicó su primer cuento. En 1962 se graduó en la carrera de Letras y comenzó a trabajar en medios periodísticos, colaborando en diversas revistas y diarios.
A lo largo de su carrera, Valente desarrolló una intensa actividad literaria y periodística, publicando numerosas obras de diferentes géneros. Su obra literaria incluye cuentos, novelas y ensayos, y se caracteriza por un estilo preciso y depurado, centrado en la exploración de los sentimientos y las emociones humanas.
Entre sus obras más destacadas se encuentran "En el amor y en la locura", "Oír la nieve caer", "La última casa", "El oído absoluto", "Soledades compartidas" y "Cien veces me lo he explicado". También colaboró en la antología "Cuentos de amor de locura y de muerte" y en la revista literaria "Panorama".
Además de su labor como escritora, Marcella Valente se destacó en el ámbito periodístico, especialmente en la investigación y denuncia de violaciones a los derechos humanos durante la última dictadura militar en Argentina. También fue parte del equipo fundador de la revista "Crisis" y trabajó como docente en la universidad.
En reconocimiento a su trayectoria, Marcella Valente recibió numerosos premios y distinciones, como el Premio Nacional de Cuento y el Premio Konex de Platino. Su legado literario y periodístico sigue siendo reconocido y valorado en la actualidad.
Un día, mientras Fernando Dolabella caminaba por el centro de la ciudad, se tropezó con Marcella Valente que venía corriendo por la calle. Ambos cayeron al suelo y sus pertenencias se esparcieron por el pavimento. Apurados por el tiempo, comenzaron a recoger sus cosas mientras se disculpaban mutuamente por el accidente.
Fue entonces cuando se dieron cuenta de que se quedaron con algunos elementos intercambiados por error y quedaron en encontrarse al día siguiente para hacer el intercambio correspondiente.
Al día siguiente, Fernando y Marcella se encontraron en la misma plaza donde se habían tropezado y comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían muchas cosas en común y pasaron horas charlando, tomando café y caminando por la ciudad.
A partir de ese día, comenzaron a salir juntos y se convirtieron en una pareja inseparable. Fernando y Marcella supieron que su encuentro había sido el destino y se agradecieron el haberse tropezado aquél día en el centro de la ciudad.