Margarita Zhigunova es una mujer apasionada y emprendedora que ha dedicado gran parte de su vida a su negocio de moda. Desde joven ha luchado por sus sueños, trabajando duro y superando obstáculos para alcanzar sus metas. Siempre ha sido una persona creativa y visionaria, lo que la ha llevado a ser reconocida en el mundo de la moda por su estilo único y vanguardista.
A pesar de su éxito, Margarita nunca se ha conformado con lo que ha logrado y siempre está en busca de nuevos retos y oportunidades para seguir creciendo. Su dedicación y perseverancia la han llevado a expandir su negocio a nivel internacional, convirtiéndola en una mujer de negocios exitosa y respetada.
Pero Margarita también tiene su lado más personal. Es una madre cariñosa y protectora que siempre está presente para sus hijos, y una amiga leal que siempre está dispuesta a ayudar a los demás. Su vida ha sido una montaña rusa de altibajos, pero ha sabido mantenerse firme y siempre está lista para enfrentar nuevos desafíos.
Margarita Zhigunova y Maris Liepa fueron una pareja famosa de bailarines rusos que se conocieron en el Teatro Bolshoi de Moscú en la década de 1960. Zhigunova era una bailarina solista en Bolshoi, mientras que Liepa era un bailarín principal.
Comenzaron a salir y finalmente se casaron en 1967. Durante su carrera juntos, recibieron grandes elogios por sus interpretaciones teatrales de ballets clásicos en todo el mundo. La pareja se consideraba una de las más influyentes del mundo del ballet.
En 1982, cuando su matrimonio ya estaba en crisis, Liepa comenzó a trabajar en el Ballet Nacional de Canadá y se enamoró de otra bailarina, Karen Kain. Este romance terminó su matrimonio con Zhigunova. Liepa y Kain se casaron en 1984 y tuvieron una hija.
Después de la separación, Zhigunova continuó trabajando en el Teatro Bolshoi, mientras que Liepa se centró en su carrera en América del Norte. A pesar de su ruptura, la pareja todavía se admiraba y respetaba mutuamente por su talento e influencia en el mundo del ballet.
Trágicamente, Zhigunova murió en 1990 en un accidente de coche, dejando así un gran vacío en el mundo del ballet. Liepa también falleció de manera prematura en 1989 debido a una enfermedad cardíaca. Su legado en el ballet permanece hasta el día de hoy.