Maria Anna Schiess nació el 8 de enero de 1906 en Brusio, Suiza, en una familia humilde. Se trasladó a Zúrich para estudiar enfermería y más tarde trabajó como enfermera en el Hospital de Niños de Zúrich. En 1932 se unió a las Misioneras San Francisco de Sales, una congregación católica de mujeres dedicadas a la enfermería y la atención médica.
En 1934, Schiess se trasladó a Etiopía para trabajar en un hospital misionero. Allí, aprendió la lengua amhárica y se dedicó a atender a los enfermos y heridos de la guerra ítalo-etíope. Durante la Segunda Guerra Mundial, Schiess fue detenida por las autoridades italianas y encarcelada en uno de los campos de concentración de Mussolini en Etiopía.
Después de la guerra, Schiess continuó trabajando en Etiopía y en otros lugares del mundo, incluyendo Yemen, Egipto y Sudán. Durante su carrera, se dedicó a la formación de enfermeras locales y al desarrollo de programas de atención médica para las comunidades más necesitadas.
En 1979, Schiess fue galardonada con la Orden Nacional del Mérito de Francia por su trabajo humanitario en África. Falleció el 25 de mayo de 1990 en Adís Abeba, Etiopía, a los 84 años. Su legado sigue vivo en las numerosas organizaciones de ayuda y atención médica que fundó y en las miles de personas a las que ayudó durante su vida.
María Anna Schiess fue una mujer suiza que mantuvo una relación amorosa con Napoleón III durante aproximadamente un año, entre 1848 y 1849. Su relación comenzó cuando Napoleón era todavía príncipe y se encontraba en el exilio en Suiza.
Schiess era hija de un rico banquero suizo y a pesar de que la relación fue breve, ella ejerció una gran influencia sobre Napoleón III. Se cree que ella lo introdujo en el mundo del espiritismo y le enseñó técnicas de meditación y autocontrol.
La relación terminó abruptamente en 1849 cuando Napoleón decidió casarse con Eugenia de Montijo, una aristócrata española, para fortalecer su posición política en Europa. A pesar de esto, Schiess mantuvo una correspondencia con Napoleón durante algunos años más, en las que se mantuvo una amistad y una relación intelectual.
Después de la caída del Segundo Imperio Francés en 1870, Schiess se mudó a Italia, donde se casó y tuvo hijos. Falleció en 1900. Aunque su relación con Napoleón III fue breve, ella es recordada como una mujer de gran inteligencia y belleza, y su influencia en Napoleón durante ese periodo ha sido objeto de debate y especulación entre los historiadores.