María Corda nació en 1898 en Budapest, Hungría. Su verdadero nombre era Mária Antónia Farkas, y su familia era de origen aristocrático. A temprana edad, María comenzó a actuar en teatros locales y se destacó por su talento en el escenario.
En 1918, María se casó con el director de cine húngaro Michael Curtiz, quien más tarde dirigiría Casa Blanca y otros filmes clásicos de Hollywood. La pareja se mudó a Viena, donde María comenzó su carrera en el cine. Ella apareció en varias películas exitosas, incluyendo El codicioso (1920) y El zurcido oculto (1921).
A principios de la década de 1920, María y su esposo se mudaron a Berlín, donde su carrera floreció. María se convirtió en una de las actrices más populares de la época, actuando en películas como El gabinete del doctor Caligari (1920) y Madame DuBarry (1919).
En 1923, María y su esposo se mudaron a Hollywood, donde continuaron trabajando en la industria del cine. María actuó en varias películas estadounidenses, como Drácula (1931) y Mata Hari (1931).
A pesar de su éxito en el cine, María decidió retirarse del mundo del espectáculo en la década de 1930. Más tarde, ella y su esposo regresaron a Europa, donde vivieron en Austria y Suiza. María falleció en 1976 en Suiza, a la edad de 77 años.
Alexander Korda y Maria Corda fueron un matrimonio que trabajó juntos en la industria cinematográfica durante la década de 1920 y 1930. Juntos fundaron la compañía productora London Films, que produjo películas como "El ladrón de Bagdad" y "La vida privada de Enrique VIII", que ganó un Oscar en 1933.
Maria Corda, de origen húngaro, era una actriz talentosa que protagonizó muchas de las películas producidas por su esposo. Alexander Korda, también húngaro, era un productor y director reconocido en Europa antes de establecerse en Hollywood.
La colaboración entre la pareja se extendió a la vida personal y profesional, ya que Maria Corda se convirtió en asistente de dirección y productora de las películas de London Films. Sin embargo, la relación se deterioró después de que Alexander Korda tuvo una aventura y se divorciaron en 1939.
A pesar de la separación, la influencia de Maria Corda en la carrera de su esposo fue significativa, y su contribución a la historia del cine es reconocida hoy en día.