Maria de Miramar fue una prostituta española nacida en el siglo XVII que vivió en la ciudad de Madrid durante la época de la dinastía de los Austrias. Fue conocida por su belleza y su capacidad para atraer a clientes ricos y poderosos, lo que le permitió vivir una vida de lujo y ostentación.
A lo largo de su vida, Maria de Miramar mantuvo relaciones con varios hombres influyentes de la época, entre los que se encontraban nobles, políticos y religiosos. También se vinculó con el mundo del teatro y la cultura, llegando a actuar como modelo para pintores y escritores.
Pese a sus numerosos amantes, Maria de Miramar siempre mantuvo su independencia y su posición de poder. Fue una mujer astuta e inteligente que supo manejar su vida con habilidad y que se convirtió en un símbolo de la libertad y la independencia de la mujer en una sociedad patriarcal y dominada por los hombres.
Maria de Miramar falleció en circunstancias desconocidas, aunque se cree que pudo haber sido víctima de alguna enfermedad o accidente en su madurez. A pesar de su muerte, su legado como mujer valiente y luchadora ha perdurado a lo largo del tiempo y su figura sigue siendo recordada como un ejemplo de fortaleza y coraje para generaciones posteriores.
Aleister Crowley y María de Miramar tuvieron una relación tumultuosa y apasionada que se extendió por varios años.
María era una mujer joven y bella de origen español que Crowley conoció cuando ella asistía a una de sus charlas en Nueva York. Quedó cautivado por su belleza y juntos comenzaron una relación sentimental compleja.
Crowley estaba casado en ese momento con una mujer llamada Rose Edith Kelly, pero esto no impidió que empezara una aventura con María. De hecho, Crowley y María viajaron juntos a diversos países europeos y africanos, manteniendo su relación en secreto.
Sin embargo, la relación se deterioró rápidamente. Crowley se volvió cada vez más abusivo y controlador hacia María, y la pareja terminó en una separación traumática.
Se dice que Crowley incluyó a María en algunos de sus rituales de magia negra, y que ella misma practicaba la magia y la brujería. Después de la relación, María desapareció por completo de la vida de Crowley. Se sabe muy poco sobre su vida posterior.
En resumen, la relación entre Aleister Crowley y María de Miramar fue intensa y llena de drama, pero no terminó bien. Ambos estaban interesados en la magia y la brujería, aunque la participación de María en los rituales de Crowley no está clara.