Maria Hardouin di Gallese fue una artista italiana nacida en Nápoles en 1938. Estudió arte en la Academia de Bellas Artes de esa ciudad, especializándose en pintura. Durante su carrera, Maria exploró diferentes técnicas y materiales, incluyendo acrílicos, óleos, y tintas. Su obra se caracteriza por la fusión de elementos del arte abstracto con imágenes y símbolos tradicionales italianos.
Maria expuso su obra en varias exposiciones individuales y colectivas en Italia y otros países europeos. En 1988 fue la única artista italiana invitada a la Bienal de Venecia, donde recibió una mención especial por su obra. También recibió varios premios y reconocimientos por su trabajo.
Además de su carrera como artista, Maria también se dedicó a la enseñanza del arte. Fue profesora en la Academia de Bellas Artes de Nápoles y en la Universidad de Salerno.
Maria murió en 1991, dejando una obra diversa y rica en significado que ha sido objeto de numerosos estudios y exposiciones póstumas. Su legado artístico sigue siendo una influencia en el arte contemporáneo italiano y mundial.
Gabriele d'Annunzio fue un escritor, poeta y político italiano que tuvo varias relaciones amorosas a lo largo de su vida. Una de estas relaciones fue con Maria Hardouin di Gallese, una mujer de origen aristocrático que conoció en París en 1907.
Maria era una mujer bella y de gran elegancia, y rápidamente llamó la atención de d'Annunzio. La relación entre ambos se intensificó rápidamente, y a pesar de que ambos estaban casados -d'Annunzio con Luisa Bàccara y Maria con el príncipe Pierre de Polignac-, no pudieron resistir la atracción que sentían el uno por el otro.
Maria y d'Annunzio se establecieron en Italia, en el lago Garda, donde vivieron juntos por varios años. Durante este tiempo, d'Annunzio escribió algunas de sus mejores obras, inspirado por la pasión que sentía por Maria.
Sin embargo, la relación entre ambos no fue fácil, y a menudo sufrieron desacuerdos y peleas. Finalmente, en 1914, Maria decidió dejar a d'Annunzio y regresar a su esposo, lo que provocó una gran tristeza en el escritor.
A pesar de su separación, d'Annunzio siguió manteniendo un gran afecto por Maria, y continuó escribiendo sobre ella en sus obras. Maria, por su parte, mantuvo una buena relación con d'Annunzio hasta su muerte en 1938.