Marian Carr fue una actriz y cantante estadounidense nacida el 6 de febrero de 1922 en Filadelfia, Pensilvania. Comenzó su carrera en el mundo del espectáculo en la década de 1940, trabajando en varias producciones cinematográficas y televisivas.
Destacó por su papel en la película "Two of a Kind" (1951) junto a los actores Edmond O'Brien y Lizabeth Scott. También fue conocida por sus apariciones en programas de televisión como "Twilight Zone" y "The Loretta Young Show".
Además de su carrera como actriz, Carr también tuvo éxito como cantante en la década de 1950, grabando varios discos para la compañía discográfica Capitol Records.
Carr se retiró del mundo del espectáculo en la década de 1960 y se dedicó a su familia y a su gran pasión, la pintura. Falleció el 25 de julio de 2010 en Los Ángeles, California, a los 88 años.
No se tiene información precisa sobre una relación romántica entre Marian Carr y Ralph Meeker. Ambos fueron actores de cine estadounidenses en la década de 1950 y trabajaron juntos en algunas películas, entre ellas "Code Two" (1953) y "Night Stalkers" (1958). Sin embargo, no hay evidencia de que hayan tenido una relación sentimental. Marian Carr se casó con el actor Richard Carlson en 1950 y se divorció en 1953, mientras que Ralph Meeker se casó tres veces y tuvo varios hijos.
Fred Levy y Marian Carr se conocieron de manera fortuita en una cafetería en el centro de Madrid. Ambos estaban esperando a unos amigos que llegaban con retraso y decidieron compartir mesa para no tener que esperar de pie.
La conversación fluyó desde el primer momento y descubrieron que tenían varios intereses en común, como la música y el cine clásico. Las risas y las anécdotas se sucedieron durante una hora, hasta que llegaron sus amigos.
A pesar de no haber intercambiado números de teléfono, ambos se sintieron atraídos el uno por el otro y se prometieron a sí mismos que volverían a encontrarse pronto. Y así fue, porque al cabo de unos días, Fred encontró a Marian en una aplicación de citas online y no dudó en invitarla a cenar.
La química entre ellos fue innegable desde el primer momento y, en poco tiempo, se convirtieron en inseparables. Así fue como Fred Levy y Marian Carr comenzaron una historia de amor que duraría el resto de sus vidas.