Marian Flores siempre había sido enamorada del arte de la cocina, pero nunca se había permitido seguir su pasión por miedo al fracaso. Sin embargo, a sus cuarenta años, tras una serie de eventos que la hicieron reconsiderar su vida, decidió dejar su trabajo en finanzas y comenzar su propio emprendimiento de catering gourmet. Al principio, las cosas no fueron fáciles: tuvo que trabajar duro para darse a conocer, perfeccionar sus habilidades culinarias y ampliar su red de contactos. Pero poco a poco, gracias a su perseverancia y talento, comenzó a tener éxito y recibía cada vez más pedidos. Ahora, varios años después, su negocio ha crecido significativamente y Marian se ha convertido en una reconocida chef en su comunidad. Además, ha creado un programa para enseñar a jóvenes en situación de vulnerabilidad cómo cocinar y cómo emprender sus propios negocios culinarios. Para ella, cocinar es mucho más que una forma de ganarse la vida: es una forma de expresión y una manera de darle sabor a la vida.