Marilyn Ingram

Marilyn Ingram tenía todo lo que una persona podría desear: una exitosa carrera como abogada, una familia amorosa y un grupo de amigos cercanos. Sin embargo, a pesar de aparentar tenerlo todo bajo control, Marilyn luchaba internamente con la soledad y la sensación de falta de propósito en su vida.

Fue en un viaje a Tailandia donde Marilyn encontró la paz interior que tanto buscaba. Allí, descubrió la filosofía budista y comenzó a practicar la meditación diariamente. Esta práctica le permitió conectar con su yo más profundo y entender que su propósito en la vida no tenía que ser algo grandioso o exigente, sino simplemente encontrando la felicidad en pequeñas cosas cotidianas.

Desde entonces, Marilyn ha estado dedicando su tiempo a actividades que la hacen feliz, como cocinar, hacer ejercicio y pasar tiempo con sus seres queridos. Aunque su carrera sigue siendo importante para ella, su enfoque principal es vivir en el presente y encontrar alegría en cada momento de su vida.