Como modelo y actriz, la vida de Mary-Ann Monforton estuvo marcada por una serie de altibajos. Nacida en 1948 en Nueva York, Monforton inició su carrera de modelo a los 18 años trabajando para prestigiosas revistas de moda. A los 20 años, se mudó a Europa para continuar su carrera, trabajando en lugares como París y Milán.
Durante los años 70, Monforton incursionó en la industria del cine, apareciendo en películas como "Roma" de Federico Fellini y la película de terror "La hija de Frankenstein". Sin embargo, su carrera en el cine no tuvo tanto éxito como su carrera de modelo.
En la década de 1980, Monforton se retiró de la industria del entretenimiento y se enfocó en criar a su hijo. Poco después, comenzó a luchar contra la depresión y la adicción. Por desgracia, Monforton murió en 1998 a los 50 años de edad debido a complicaciones derivadas de su adicción.
A pesar de las dificultades en su vida, Mary-Ann Monforton sigue siendo recordada como una modelo y actriz talentosa y hermosa, que tuvo una importante influencia en la moda y la cultura popular de la década de 1960.
Mary-Ann Monforton y Jean-Michel Basquiat tuvieron una relación amorosa durante varios años a principios de la década de 1980. Se conocieron en Nueva York en 1981, cuando Monforton era modelo y trabajaba en una galería de arte, y Basquiat era un artista emergente en el mundo del arte callejero y la pintura.
Basquiat y Monforton se enamoraron rápidamente y comenzaron a vivir juntos en el loft de Basquiat en Manhattan. La pareja tuvo una relación apasionada y tumultuosa, que incluyó períodos de separación y reconciliación.
Durante su tiempo juntos, Monforton se convirtió en una presencia constante en la escena artística de Nueva York y en la vida creativa de Basquiat. Ella inspiró muchas de las obras del artista, incluso posando para algunos de sus cuadros más famosos.
Pero su relación llegó a su fin en 1983, cuando Basquiat se enamoró de la cantante y modelo Madonna, lo que llevó a su separación definitiva de Monforton. A pesar de la separación, la relación entre Monforton y Basquiat dejó una marca duradera en el mundo del arte y en la vida de los dos amantes.