Matthew Robertson se encontraba en un momento crucial de su vida. Después de años trabajando en una gran empresa, había decidido iniciar su propio negocio junto a su esposa. El proyecto estaba en una etapa inicial, pero ambos estaban entusiasmados con la idea de tener su propio emprendimiento y ser sus propios jefes. Pero no todo era trabajo en la vida de Matthew, era un apasionado del deporte y del aire libre. A menudo se escapaba los fines de semana con su grupo de amigos para hacer senderismo o practicar algún deporte extremo como el paracaidismo o el surf. Sin embargo, en los últimos meses había estado poniendo más énfasis en la familia y había comenzado a llevar a sus hijos a actividades deportivas y culturales. Se sentía orgulloso de ver cómo sus hijos crecían y se desarrollaban cada día. Por otro lado, Matthew también era un ávido lector y había encontrado en la literatura una manera de desconectar del día a día. Había descubierto la literatura japonesa y se había enamorado de la forma en que los autores orientales expresaban su mundo interior. En definitiva, la vida de Matthew Robertson estaba llena de desafíos, pasiones y responsabilidades, pero él se sentía feliz de poder abrazar cada uno de esos aspectos de su vida.