Maureen Bautista es una persona ficticia, por lo que su vida no existe.
Eddie Nash y Maureen Bautista tuvieron una relación conflictiva y violenta. Nash, un conocido traficante de drogas y propietario de discotecas, había contratado a Bautista como bailarina exótica en una de sus discotecas en Los Ángeles.
La relación entre Nash y Bautista se volvió abusiva, y Nash llegó a golpearla en varias ocasiones. En una ocasión, Bautista contactó a la policía y presentó cargos contra Nash después de que la golpeara y la amenazara con un arma de fuego.
Sin embargo, la relación se tensó aún más cuando Bautista se unió a un grupo de ladrones que planeaban robar la casa de Nash en Los Ángeles. En 1981, el robo se llevó a cabo y terminó en un tiroteo en el que murieron cuatro personas, incluido el sobrino de Nash.
Bautista fue arrestada y acusada por su participación en el asalto, pero fue absuelta después de que se revelara que el detective encargado del caso había recibido sobornos de Nash.
La relación violenta entre Eddie Nash y Maureen Bautista es uno de los muchos eventos infames en la historia de la escena de drogas y delincuencia de Los Ángeles en los años 70 y 80.
Maureen-Bautista y Robert-Garceau se conocieron en una tarde de verano en una terraza de un café en París. Ambos pedimos un café y casualmente, nos sentamos en la misma mesa. Empezamos una conversación sobre nuestras vidas y nuestros sueños. Rápidamente nos dimos cuenta que teníamos mucho en común, como nuestra pasión por viajar y nuestra fascinación por la cultura europea. Después de esa tarde, seguimos hablando y quedando un par de veces hasta que ambos nos dimos cuenta que habíamos encontrado a nuestra alma gemela. Desde entonces, hemos estado juntos, explorando el mundo y creando recuerdos inolvidables juntos.