La vida de Maurice Millard se ha caracterizado por su intensa pasión por la fotografía desde que era un niño. Ha dedicado gran parte de su tiempo y esfuerzo en perfeccionar su técnica y ha logrado capturar momentos increíbles en sus viajes por todo el mundo.
A pesar de su éxito en el campo de la fotografía, Maurice ha mantenido una vida privada muy discreta y ha evitado ser el centro de atención. Es un dedicado esposo y padre de dos hijos, y pasa su tiempo libre explorando la naturaleza y practicando deportes como el senderismo y el ciclismo.
Además de su trabajo como fotógrafo, Maurice también es un activista por los derechos de los animales y ha colaborado en varias campañas para concientizar sobre la importancia de la vida silvestre y su conservación. Es un hombre humilde y reflexivo, y su amor por la vida y el mundo natural es evidente en cada una de sus fotografías.
Un día, Maurice Millard estaba en la playa disfrutando del sol y las olas cuando vio a Thelma White caminando hacia él. Quedó inmediatamente cautivado por su belleza y se presentó. Descubrieron que ambos eran de la misma ciudad y compartían muchos intereses comunes. Decidieron pasar el día juntos en la playa, charlando, riendo y disfrutando del sol. Al final del día, se dieron cuenta de que habían encontrado una conexión especial y comenzaron a salir juntos. Su primer encuentro casual en la playa se convirtió en el inicio de una hermosa relación que duraría para siempre.