Mauro Lima nació en Brasil en 1961, y comenzó su carrera en la industria del entretenimiento como publicista. Sin embargo, su verdadera pasión siempre fue el cine, y finalmente decidió dedicarse a ello a tiempo completo.
Uno de sus primeros trabajos fue como guionista de la exitosa telenovela brasileña "Pantanal", y luego comenzó a dirigir sus propias películas. A lo largo de su carrera, Mauro ha dirigido varias películas altamente aclamadas, incluyendo "Meu Nome Não é Johnny" y "Tim Maia".
Además de su trabajo en el cine, Mauro también ha dirigido varios anuncios de televisión galardonados. En 2016, dirigió la ceremonia de apertura de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro.
Mauro ha recibido muchos premios y reconocimientos por su trabajo en la industria del cine y la publicidad, y es considerado uno de los mejores directores de Brasil. En resumen, su carrera ha sido notablemente exitosa y sigue siendo un referente en la industria del cine en su país.
Un día soleado de verano, Mauro Lima estaba paseando por la playa de Ipanema en Río de Janeiro cuando vio que Aline Moraes estaba tomando el sol en la arena. Impresionado por su belleza, decidió caminar hacia ella para entablar una conversación.
Después de un breve diálogo, descubrieron que compartían intereses similares en el cine y la actuación. Entonces, decidieron intercambiar información de contacto y comenzar a hablar más durante las siguientes semanas.
A medida que hablaban más y más, Mauro y Aline se dieron cuenta de que sentían una química profunda entre ellos. Decidieron entonces salir juntos, y el resto es historia.
Ahora, como una pareja famosa en el mundo del cine y la televisión, Mauro y Aline miran hacia atrás en aquel día en la playa como el comienzo de algo verdaderamente especial.
Mauro-Lima y Rafaela-Mandelli se conocieron en un festival musical en la playa, ambos estaban disfrutando del ambiente cuando sus miradas se encontraron. En ese momento, algo especial surgió entre ellos y comenzaron a hablar. Descubrieron que tenían muchos intereses en común, desde la música hasta los viajes y la gastronomía. Pasaron todo el día juntos, bailando, cantando y compartiendo historias de sus vidas. Al final de la noche, intercambiaron números de teléfono y se prometieron volver a verse pronto. Desde entonces, Mauro y Rafaela han sido inseparables y han construido una relación llena de amor, aventuras y buena música.