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Maxine Cooper

Maxine Cooper

Maxine Cooper fue una actriz estadounidense nacida en 1924 en Chicago. Después de graduarse de la universidad, trabajó como fotógrafa de moda y modelo antes de comenzar su carrera en el cine en 1950.

Cooper actuó en películas como "Blonde Savage" (1957) y "Violent Saturday" (1955), pero es más conocida por su trabajo en películas del director de cine Anthony Mann, incluyendo "The Furies" (1950), "Devil's Doorway" (1950) y "Bend of the River" (1952).

En 1958, se retiró del cine después de su matrimonio con el actor mexicano Leo Carrillo, con quien tuvo dos hijos antes de su muerte en 1961. Cooper luego trabajó como voluntaria en organizaciones benéficas y de caridad hasta su fallecimiento en 2009.

Relaciones amorosas

Ralph Meeker

Ralph Meeker

Novio de Maxine Cooper

1954 - 1955

Maxine Cooper y Ralph Meeker fueron una pareja de actores estadounidenses que se conocieron durante un rodaje en la década de 1950. Ambos protagonizaron juntos la película "Kiss Me Deadly" de 1955, dirigida por Robert Aldrich.

A pesar de que no se sabe mucho acerca de su relación personal, se sabe que trabajaron juntos en diversos proyectos cinematográficos en la década de 1950 antes de separarse en 1959. Lo cierto es que, como pareja en la vida real, nunca se habló mucho de ellos en la prensa, ya que su relación fue bastante discreta.

Sin embargo, su colaboración en "Kiss Me Deadly" se considera aún hoy en día una de las mejores parejas cinematográficas de la época. La química entre ambos actores fue evidente en la pantalla y su trabajo conjunto es recordado como uno de los puntos culminantes de la película y de sus carreras respectivas.

A pesar de que ambos actores continuaron trabajando en la industria del cine durante muchos años después de su separación, nunca volvieron a colaborar juntos.

Sy Gomberg

Sy Gomberg

Esposo de Maxine Cooper

1951 - 2001

Maxine-Cooper y Sy-Gomberg se conocieron en un pequeño café en el centro de la ciudad. Ambos se encontraban sentados en mesas separadas, pero se dieron cuenta de que llevaban un rato mirándose de reojo. Sy, siendo un hombre directo, se levantó de su mesa y se acercó a Maxine para hablarle. Al principio, ella se mostró un poco tímida, pero después de unos minutos de charla, comenzaron a reír juntos y a intercambiar historias sobre sus vidas. Al final de la tarde, compartieron unos pasteles y acordaron encontrarse de nuevo en ese mismo café la próxima semana. A partir de ese día, Maxine y Sy se convirtieron en buenos amigos y nunca dejaron de reír y disfrutar de la vida juntos.