Merton Woolard siempre se ha sentido atraído por los lugares más recónditos y olvidados de la Tierra. En su última expedición a través de la selva de la Amazonía, descubrió una tribu aislada que nunca antes había sido contactada por la civilización moderna. Aunque al principio se sintió un poco incómodo al tener que comunicarse con ellos a través de intérpretes, pronto encontró un vínculo profundo con esta gente, con la que compartió comidas en el fuego abierto y conversaciones a la luz de la Luna.
Merton ha pasado gran parte de su vida explorando los límites de lo desconocido, ya sea buceando en los arrecifes de coral más profundos o caminando por las montañas más altas del mundo. Se siente más cómodo en la naturaleza que en la comodidad de una casa, y cree que cada viaje es una oportunidad para descubrir algo nuevo sobre sí mismo y sobre el mundo en el que vive. Para él, no hay nada más gratificante que la sensación de aventura a medida que se adentra en lo desconocido, siempre listo para lo que le depara el camino.
Un día, Angel-Williams y Merton-Woolard se encontraron en un parque mientras ambos caminaban sus perros. Los dos perritos se acercaron el uno al otro y comenzaron a jugar, lo que llevó a una conversación entre los dueños. Descubrieron que ambos vivían en el mismo vecindario y compartían un amor por la música. También se dieron cuenta de que habían asistido a la misma escuela secundaria, aunque en años diferentes. A partir de ese día, comenzaron a pasar tiempo juntos y formaron una amistad sólida que eventualmente los llevó a colaborar en proyectos musicales juntos.