Miguel Corrêa fue un misionero jesuita portugués que nació en 1530 en Lisboa y falleció en 1591 en Japón. Corrêa se unió a la Compañía de Jesús en 1548 y fue enviado como misionero a Japón en 1568, donde dedicó gran parte de su vida a la evangelización y a la fundación de escuelas y orfanatos. Corrêa logró establecer una alianza con el daimyo Omura Sumitada, quien permitió la construcción de una iglesia en Nagasaki y otorgó protección a los misioneros jesuitas en su territorio. Corrêa también trabajó en la traducción de textos religiosos al japonés y en la formación de líderes laicos para la comunidad cristiana. Sin embargo, con la llegada de los holandeses y la persecución de los cristianos en Japón, Corrêa fue capturado y torturado por las autoridades japonesas. A pesar de las presiones para renunciar a su fe, Corrêa se mantuvo firme en su creencia y fue torturado hasta la muerte en 1591. Miguel Corrêa es considerado un mártir y santo de la Iglesia Católica y su memoria se celebra cada 26 de septiembre.