Mirko Lang

Mirko Lang había pasado gran parte de su vida trabajando en un banco, pero después de una crisis personal, decidió cambiar de rumbo y dedicarse a la fotografía. Se sumergió de lleno en el mundo artístico, asistiendo a exposiciones y estudiando diferentes técnicas y estilos. Con su cámara al hombro, recorría las calles en busca de instantes únicos que capturar. A través de su lente, lograba transmitir emociones y plasmar la belleza oculta en los rincones más insospechados. A pesar de que la fotografía se convirtió en su razón de ser, Mirko no renunció a su faceta más empresarial, y decidió emprender su propio negocio de fotoperiodismo. Con el paso de los años, se convirtió en un reconocido fotógrafo, ganándose el respeto y la admiración de sus colegas. Nunca estuvo casado ni tuvo hijos, pero disfrutaba de una vida plena rodeado de amigos y aventuras.