Mirta Diaz-Balart nació en La Habana, Cuba, en 1928. Fue hija de un prominente médico y político cubano y creció en un ambiente de élite social. En 1955, se casó con Fidel Castro, quien en ese entonces era un abogado y activista político.
Sin embargo, el matrimonio entre Mirta y Castro fue disfuncional desde el principio y se separaron poco después de tener un hijo juntos en 1956. Después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, Mirta y su hijo se exiliaron a Estados Unidos mientras que Castro se convirtió en el líder del país caribeño.
Mirta se estableció en Miami y trabajó como profesora de literatura española en la Universidad de Miami. También se dedicó a la escritura y publicó varios libros sobre política y la vida en Cuba. En el exilio, Mirta se convirtió en una figura prominente en la comunidad cubanoamericana y una crítica feroz del régimen de Castro.
Mirta murió en Miami en 2018 a la edad de 89 años. A pesar de su corta relación con Castro, ella se mantuvo activa en su lucha por la libertad de Cuba y se convirtió en un símbolo de la resistencia cubana.
Fidel Castro y Mirta Díaz-Balart tuvieron una relación amorosa en la década de 1940. Diaz-Balart era una joven estudiante de enfermería de una familia acomodada de La Habana y Castro, entonces un estudiante de derecho, se enamoró de ella rápidamente.
La pareja se casó en 1948 y tuvo un hijo, Fidelito, al año siguiente. Sin embargo, el matrimonio no duró mucho tiempo y la pareja se divorció en 1955.
A pesar de la separación, Mirta mantuvo una buena relación con su ex esposo y su hijo, incluso después de que Castro se convirtiera en el líder de la Revolución Cubana en 1959.
Los hermanos de Mirta, Rafael y Lincoln Díaz-Balart, emigraron a Estados Unidos después del triunfo de la Revolución y se convirtieron en críticos feroces del régimen de Castro. Rafael incluso llegó a servir en el Congreso de Estados Unidos como representante de la Florida.
A pesar de las tensiones políticas, Mirta mantuvo una relación respetuosa con el padre de su hijo y se mantuvo involucrada en la educación y el bienestar de Fidelito hasta su muerte en 2018. En su libro de memorias, Mirta describe a Castro como un hombre carismático y apasionado, pero a menudo egoísta y autoritario.