Molly Jordan Koch era una mujer de carácter fuerte y determinado en su vida. Se había esforzado mucho para llegar a donde estaba, habiendo pasado por momentos difíciles en su juventud que le enseñaron a ser independiente y a no depender de nadie más. Era una apasionada de la tecnología y había logrado hacer una carrera exitosa en el campo de la informática trabajando en una de las empresas más importantes del sector. Sus logros no se limitaban solo a lo profesional, también había creado una familia feliz con su esposo y sus dos hijos, los cuales eran su mayor motivación en la vida. Además de su trabajo y su familia, Molly también era una persona muy comprometida con las causas sociales y ambientales, siempre buscando maneras de ayudar a los demás y hacer del mundo un lugar mejor. A medida que avanzaba en su vida, Molly se había dado cuenta de que su mayor éxito no era lo que había logrado en lo profesional, sino el haber mantenido a su familia unida y el haber sido una buena persona en su comunidad. Había aprendido que la clave para la felicidad no estaba en la cantidad de dinero que ganaba o el puesto que ocupaba en su trabajo, sino en las relaciones que había cultivado con las personas que amaba.