Nelan Vivero nació en Quito, Ecuador, en 1964. Desde joven mostró una gran pasión por la lectura y la escritura, lo que lo llevó a estudiar literatura en la Universidad Central del Ecuador. Durante este tiempo, también comenzó a trabajar en medios de comunicación como periodista y editor para varios periódicos y revistas.
En 1990, Vivero publicó su primer libro de poesía llamado "La vida es cierta", que fue muy bien recibido por la crítica y el público en general. A partir de entonces, se dedicó principalmente a la escritura de poesía, aunque también publicó algunas novelas y cuentos.
Algunas de sus obras más destacadas incluyen "El misterio de las siete puertas" (novela), "Las hojas del otoño" (poesía) y "El hombre que no era nadie" (cuento). Su estilo literario se caracteriza por la profundidad emocional de sus obras y la capacidad de transmitir sentimientos complejos de una manera sencilla y accesible.
En reconocimiento a su trabajo, Vivero recibió varios premios y reconocimientos a lo largo de su carrera, como el Premio Nacional de Literatura del Ecuador en 2005 y el Premio de Poesía Latinoamericana Pablo Neruda en 2011.
Desafortunadamente, Nelan Vivero falleció en 2016 a causa de un cáncer de páncreas. A pesar de su partida temprana, su legado literario sigue vivo y continúa inspirando a muchas personas en todo el mundo.
Sef-Cadayona y Nelán-Vivero se conocieron en una casa abandonada en medio del bosque. Fue un encuentro fortuito, ya que ambos se encontraban explorando el lugar por separado. Al principio se miraron con desconfianza, pero pronto se dieron cuenta de que compartían la misma pasión por la naturaleza y la aventura.
Juntos descubrieron secretos y misterios en el bosque, como cuevas escondidas y ríos subterráneos. Se retaban mutuamente a superar obstáculos y desarrollaron una amistad profunda y duradera.
A partir de ese día, se volvieron inseparables compañeros de aventuras y exploración, y comenzaron a planear futuras expediciones juntos. Sef-Cadayona y Nelán-Vivero descubrieron que siempre estarían ahí el uno para el otro, listos para enfrentar cualquier reto que se presentara en el camino.